miércoles, marzo 02, 2011

De color azul

Voy de salida hacia la universidad. Estamos en cierre en el periódico y no tengo tiempo para lo innecesario. Pero las ganas de postear en mi querido blog fueron más fuertes, y aquí estoy sentada, quizá robándole el tiempo a "algo" más importante. Intenté explicárselo a mi corazón. No lo convencí. Precisamente porque para él lo importante es que yo esté sentada aquí, con mi dolor en la espalda, con la ansiedad aprentándome el estómago. Pero aquí, soñando con mis quimeras ilógicas, absurdas. Con mis dudas, con mi ansia de amor. Con mis miedos, mis vacios, mis verdades; mi loca persistencia de hacer el bien, de escribir poemas que no tienen ningún sentido. Con las manos extendidas bajo la lluvia esperando en la Providencia divina.
Mi corazón no quiere que sea de color azul. Ángel, un compañero artista, me explicó que el azul es un color que no molesta. Y a veces somos como el azul. Actuamos pensando en los demás para "caer bien", y nos olvidamos de lo que queremos... nos olvidamos de querernos a nosotros mismos y de ser felices.
Mi corazón no quiere que sea de color azul y por eso estoy aquí, siendo un poco egoísta.
Ahora voy a compartirles un poema que mi cuasi amiga y compañera de labores, Glennys González, me leyó esta tarde, y que (me) prometí compartir antes de marcharme. Cumplo mi promesa y sé que mi corazón es feliz, aunque llegue tarde a clases. A fin de cuentas, no me gusta el color azul.

Elegía para tí, para mi

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Qué linda es todavía".

Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo".
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
O, tú irás con un hijo que deberia ser nuestro.

Y seguiré muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algun día, me dirá que te ha visto,
o una canción que entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas
pensaré en ti un instante pero cada vez menos...

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra.
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

Autor: Miguel Ángel Buesa.
Acaso nos veremos un día casualmente

1 comentario:

svetlana dijo...

Bello Blog , Bello Color !!!