viernes, diciembre 02, 2011

La noche oscura del alma

Hoy me gustaría saber pintar. Tener frente a mi un lienzo enorme, blanquecino. Cerrar mis ojos y dejar que mis manos dibujen todo lo que está en mi corazón y que se mueve por cada fibra de mi ser, haciendo que palpite ansioso.
Y es que hay cosas que ni las palabras pueden describir, ni el poema puede abrazar. ¿Será posible? Que hay sentires que no tienen forma, pero que en su abstracción tienen mucho significado. Ahí están. Puedo verlos, casi tocarlos, pero no expresarlos. Siento que me asfixio y entonces... y entonces, aparecen los colores y un cielo raso impresionante ¿los ves?
No sé qué hacer con ellos. Ni ellos saben qué hacer conmigo, intuyo. ¿Qué haremos?
Esperar que el tiempo anuncie cómo lograremos fundir nuestras inquietudes hasta sacarlas fuera. Allí será el final de la noche oscura de nuestras almas. Cuando nuestro Creador tenga piedad de nuestra agonía y nos deje resucitar con él, en una explosión de luz.

miércoles, septiembre 14, 2011

En honor a Mario Benedetti

Hoy Mario Benedetti hubiera cumplido 91 años hoy. Por motivos de trabajo no tengo tiempo para dedicarme a escribir algo que valga la pena sobre él (aunque siempre quedaría corta). Les dejo este poema, que "nowdays" me da ánimos para seguir adelante y en momentos difíciles siempre me devuelve la esperanza. Además, es una de mis frases de batalla favoritas. Así se llama este poema.

Feliz cumpleaños Mario,

No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

lunes, septiembre 12, 2011

Taciturna

Es tarde. Quisiera irme a dormir, pero no puedo. Pierdo las energías pensando... eso de soñar despierta hace días que no se me ocurre.
Quizá algún día escriba de cocina. No de recetas, de cocina. Tengo la loca idea de ganarme la vida cocinando, si esto de escribir no se cuece. A la gente le gusta comer. A mi me gusta, pero disfruto más ver a los demás disfrutar algo que preparé. Es como cuando alguien me dice que le ha parecido bien un escrito.
Bailar es otra de mis pasiones, pero no me imagino escribiendo sobre baile. Ni viviendo de eso. Pero tengo unas ganas de volver a bailar (no merengue o salsa) que reviento. El baile siempre fue para mi una escapatoria. Mientras bailaba, ballet y jazz entonces, dejaba salir lo que llevaba dentro, así fuera tristeza, dolor o alegría. La música, el movimiento me servían para canalizar mis sentimientos, e incluso para sentir más lo que hacía. Una terapia infalible y un instrumento eficaz para estar animada.
A veces quiero viajar. Conocer París (creo que he vuelto a soñar despierta) leer libros en un café al aire libre, a media tarde, tomando capuccino, sin distraerme con quien pasa a mi lado.
Tumbarme de espaldas en algún lugar poblado de árboles, con los brazos abiertos y los ojos cerrados. Guiñarle un ojo al presente y despedir al pasado en paz. En especial a aquel que humedeció mi mirada y osó impedirme sonreír.
En verdad es tarde. Estoy asustada. ¿Asustada? No lo sé. Tomaré las pastillas antes de irme a la cama. Mami las dejó cuidadosamente junto a mi, donde no pudiera olvidarlas. Le alegrará saber que aunque tarde, no las olvidé... ni otras cosas -que sí debiera- tampoco. Quizá con el tiempo. Quizá con una taza de café.


lunes, septiembre 05, 2011

Insomnio


Pasa la noche, llega el día
mira al cielo con los ojos abiertos
pero no sabe a consuelo.

Hay recuerdos vagabundos, asechando,
hambrientos, sin casa, buscando sitio en la oscuridad,
en el túnel sin salida de la memoria.

Toca la cumbre del silencio
se esfuma como el humo entre los labios
con un espesor casi tangible
con un aroma a desencanto y agonía.

Se sienta a escribir. Camina. Vuelve a sentarse.
Ya no hay nada qué hacer. Espera... espera... espera.
Y se convierte la mañana en una marea turbulenta
en un dolor de cabeza, en sonámbula.

Y de la neblina que esconde el sol al caer la tarde
aparece reflejada la imagen que tanto teme.
El reloj volverá a ser cómplice
cuando al caer la noche
le aseche el temor
le condenen a perpetua prisión
con el valor atado
los pies sujetados
hasta hundirle
tristemente
y con dolor
otra vez
en la eterna sinfonía de la madrugada
hasta que vuelva,
otra vez,
a caer la tarde.


jueves, agosto 25, 2011

1,2,3... probando

Haciendo unos cambios en el blog a ver que tal. No es que sea muy dada a ellos... He llegado a la difícil conclusión de que les tengo miedo, pero ese es otro tema.
Por ahora nos quedamos con "la Effeil" de fondo, pues he quedado encantada con "Midnight in Paris", la recién película de Woody Allen y ando loca con la música (soundtrack), viajar a París y escribir poemas.
La película ha despertado muchas emociones, deseos de hacer cosas que tenía en el olvido y plantearme metas que había desechado sin siquiera haberlo intentado. Así que empezamos por aquí, por este entrañable amigo que recibe a pesar de mis olvidos y abandono. Que me acoge sin chistar ni reprimirme. Creo que se merecía un un cariñito.
Nada asegura que se quedará así. Este es un plan piloto hasta que tome forma algo con lo que más o menos me identifique y se quede por un par de meses.
Por el momento, me gusta este nuevo diseño. Y me da la impresión de que es un buen inicio para mis próximos cambios.

Mientras "Let's do it. Let's fall in love" A lo Cole Porter :)

martes, julio 12, 2011

Otra vez

Mil veces he intentado rescatar este blog del olvido. A veces lo sacudo, le quito un poco la telaraña... engañándolo a él y a mí misma, lo reconozco.

Ahora, mientras escribía para otro blog que pronto saldrá a la luz, sentí nostalgia. Releí algunos escritos al azar y tomé la decisión de dar un par de teclasos antes de partir (se escucha tan bonito "partir") y apagar este computador, que hoy me ha robado todas mis energías. Mejor ni les explico por qué.

En fin. Aqui estoy otra vez (recito mentalmente "vuelve el perro arrepentido...") queriendo recuperar esta aventura nuevamente. Quizá darle un giro no le vendría mal. Un poco más de fotos ahora que tengo cámara nueva. Un poco más de sentimiento, de espontaneidad, de realidades cotidianas, de sonrisas. Una vez por semana, si el afán no me permite una fidelidad diaria. Y así.

Veamos que pasa. Mientras, saludos a aquellos ojos invisibles que se topen por ahí con este manojo de letras atropelladas. Los quiero... porque si están leyendo esto, me regalaron de su valioso tiempo para hacerme valiosa en sus vidas; solo con eso, con leerme.

Para despedirme, una última cosa: ¡Vive!

miércoles, marzo 02, 2011

De color azul

Voy de salida hacia la universidad. Estamos en cierre en el periódico y no tengo tiempo para lo innecesario. Pero las ganas de postear en mi querido blog fueron más fuertes, y aquí estoy sentada, quizá robándole el tiempo a "algo" más importante. Intenté explicárselo a mi corazón. No lo convencí. Precisamente porque para él lo importante es que yo esté sentada aquí, con mi dolor en la espalda, con la ansiedad aprentándome el estómago. Pero aquí, soñando con mis quimeras ilógicas, absurdas. Con mis dudas, con mi ansia de amor. Con mis miedos, mis vacios, mis verdades; mi loca persistencia de hacer el bien, de escribir poemas que no tienen ningún sentido. Con las manos extendidas bajo la lluvia esperando en la Providencia divina.
Mi corazón no quiere que sea de color azul. Ángel, un compañero artista, me explicó que el azul es un color que no molesta. Y a veces somos como el azul. Actuamos pensando en los demás para "caer bien", y nos olvidamos de lo que queremos... nos olvidamos de querernos a nosotros mismos y de ser felices.
Mi corazón no quiere que sea de color azul y por eso estoy aquí, siendo un poco egoísta.
Ahora voy a compartirles un poema que mi cuasi amiga y compañera de labores, Glennys González, me leyó esta tarde, y que (me) prometí compartir antes de marcharme. Cumplo mi promesa y sé que mi corazón es feliz, aunque llegue tarde a clases. A fin de cuentas, no me gusta el color azul.

Elegía para tí, para mi

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Qué linda es todavía".

Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo".
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
O, tú irás con un hijo que deberia ser nuestro.

Y seguiré muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algun día, me dirá que te ha visto,
o una canción que entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas
pensaré en ti un instante pero cada vez menos...

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra.
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

Autor: Miguel Ángel Buesa.
Acaso nos veremos un día casualmente

martes, enero 04, 2011

Estatua de sal

Me encontré a Felivia en el tocador. La abracé de sorpresa por detrás al tiempo que me percataba que conversaba con alguien por el celular. Al colgar, me saluda chispeante, con su sonrisa aniñada y sus ojitos brillantes. Nos deseamos lo mejor para este año; yo aprovecho para contarle sobre mi meta principal -la misma sobre la que escribí ayer en este espacio- a manera de consejo. Felivia inclina la cabeza en señal de aprovación a lo que digo, y me sopla mientras abrimos la puerta: "como la mujer de Lot, que se convirtió en estatua de sal por mirar atrás". Le prometí seguido que escribiría algo al respecto. Sus palabras me acordaron una charla que recibí recientemente en un retiro, en voz de María Isabel Concepción.
"Ganar o perder" se llamaba esa instrucción que estaba inspirada en el personaje de Lot. En resumen, la lección fue descubrir que, ganar o perder, eso nadie lo sabe. A veces pensamos que ganamos y terminamos perdiendo. Como le pasó a Lot, que al separarse de Abraham escogió vivir en Sodoma y Gomorra porque, a la vista, lucía más fertil, más hermosa. Y era cierto. En apariencia lo era. Pero sabemos que esta ciudad era cuna de desastres y abominaciones. Cuando Lot descubrió su esencia y el peligro que corría en ella, tuvo que salir huyendo. Llevó a su esposa e hijas consigo. Al final, Lot terminó perdiendo no solo el lugar donde vivía, sino también a su esposa, que al mirar atrás mientras salía de la ciudad, quedó convertida en estatua de sal. A la larga, Lot, que pensaba haber ganado, perdió.
María Isabel contó una historia personal para mostrar la otra cara de la moneda. Nos habló de su padre, la persona que en vida amaba más que a todo. Cuando enfermó, le pidió al Señor que a cambio de su salud, ella entregaba la suya propia. Aun más. Si se trataba de su vida, ella prefería morír en su lugar. Nos decía que ella no se imagina vivir sin su padre; se sentía incapaz de soportar su muerte.
Ya hace varios años que murió su Papá. Me parece que tenía cáncer. No contó lo difícil que fue entregárselo al Señor y aceptar Su voluntad. Pero una vez lo hizo, hubo una gran paz en su corazón. Comprendió que no era que Dios le quitaba a su padre. Sino que a Dios le pertenece todo, incluso la vida. Él solo volvía a su dueño. Y ese amor que ella tanto le profesaba nada ni nadie podía destruirlo. Ni siquiera la muerte.
Ella que pensaba que perdía, y al final ganó. Ganó en unidad familiar, porque sus hermanos sentían celos de ella por como se llevaba con su padre. La familia se unió más y se acercaron más a Dios, incluyéndola a ella.
También aprovechó para hablarnos de Robert, su esposo. El hombre que, según sus "estándares", era el que menos calificaba para ser su compañero de toda la vida. Pero que resulta, ha sido el perfecto, porque fue el que Dios le tenía destinado. Ahora se confiesa feliz en su matrimonio y muy enamorada. Ganar o perder. ¡Quién sabe!

Una vez se pone la mano en el arado, no vale mirar atrás. Hay que seguir. Si no, se corre el riego de quedar petrificado, que a la larga es peor que morir.

María Isabel nos dejó una enseñanza muy especial. El que confía en Dios nunca pierde. El que se fía de su propio parecer y se deja deslumbrar por lo que "aparentemente" es mejor, corre el riesgo de perderlo todo. Ganar o perder... quién sabe.

lunes, enero 03, 2011

Volver a empezar


Año nuevo: otra oportunidad. Una década ha quedado atrás... En el 2000 yo tenía 14 años. Con nostalgía me puse a leer mis escritos de entonces. Me sonrojé al mirarme en esos versitos tímidos y flojos. Eran mis primeros años de enamorada de Cristo, con la pasión y la inmadurez de una adolescente llena de complejos e inseguridades, y que apenas se conocía a sí misma.

Me miraba en aquella nueva familia que Dios me regalaba: la iglesia y los amigos que aun conservo. Ya han pasado 10 años y recuerdo como si fuera ayer aquellos tiempos de mocedad.

La idea que tengo no es la de rechazar mi pasado. Pero como dice Martín Valverde: "no lo extrañes tanto (el pasado) como para regresar". Ese es uno de mis propósitos más importantes para esta nueva década que recién inicia: dejar atrás y volver a empezar: en lo espiritual, sentimental, profesional, personal... Vivir el hoy. Porque "necesito creer ya no seguir llorando", cito a Martín.

Lo que se estanca muere. Yo no quiero estancarme en mi pasado. En lo que pudo ser y no es. En lo que pude hacer y no hice. En lo que pude ser y no soy. Por eso mi más grande deseo lo encuentro a través de Pablo en su carta a los Efesios: "El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la Gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendaís la esperanza a la que os llama". Sentí que una espada me traspasaba el corazón cuando escuchaba esta lectura anoche en la Eucaristía. Y recordé que fue el mensaje que mi querida amiga Jenny dejó grabado en mi facebook en sus deseos de año nuevo. Cito " Y que este sea el año de poder comprender lo que el Padre desea de ti". Este es el reto que quiero asumir más allá de mis escritos sueltos en el blog. Habrán caídas, lágrimas, cansancio, desilusiones. Pero cuánto me conforta saber que no estoy sola en esta batalla y que encontraré el apoyo para seguir adelante. El primero que está conmigo es Jesús. El, todavía, sigue creyendo en mí.