viernes, julio 03, 2009

Salmos

Poemas. Eso son son los salmos. La mayoría de ellos son de la autoría de David. Se consideran la oración oficial de los cristianos. Yo diría que es la oración por excelencia, pues encontramos en ellos súplicas, lamentaciones, acción de gracias, profecías, alabanzas...
Yo no era muy aficionada a los Salmos, en un principio. Los conocía porque en la Iglesia a la que asisto los Catecúmenos suelen cantarlo en la Misa "del pueblo". Así fue como empecé a interesarme por ellos, y a conocerlos. Recuerdo haber escuchado uno, hace algún tiempo atrás en voz de uno de los salmistas y quedé encantada. Una vez en casa, fui a buscarlo y lo releí varias veces. Es el salmo 121 (120). Dice así:
"Levanto mis ojos a los montes
¿De dónde vendrá el auxilio?
El axilio me viene del Señor
que hizo el cielo y la tierra".

Creo que fue el primer Salmo que me aprendí, aparte del que es una costumbre: "El Señor es mi pastor, nada me falta..."

Luego, en una Pascua, puse atención a este Salmo. A un buen amigo llamado Leoneriz le gusta mucho. Siempre que lo cantan y él no está, lo llamó para que lo escuche. Es el 84 (83), conocido como un canto de peregrinación:

!Qué amables son tus moradas Señor!
Mi ser languidece anhelando
los atrios del Señor
mi mente y mi cuerpo se alegran
por el Dios vivo.

Al final dice esto, y no hay un alma dentro de la iglesia que no lo cante. Este pedazo todo el mundo se lo sabe: "mejor es un día en tu casa, que mil fuera de ellos. Porque estar en el umbral de tu casa, es siempre mejor, que habitar en los palacios". Sólo de pensarlo, me emociona. Es precioso.

Poco a poco -y no puedo negar que un tanto influida por mi ex-novio que pertenece al Camino Neocatecumenal- me fuí interesando por los salmos. Hasta aprendí a entonarlos con la guitarra, no sin mucha dificultad. Me acuerdo de como mi ex se burlaba, dulcemente, pues me perdía tocándolos... me parecían siempre tan complicados.
Cómo un juego, Dios se fue valiendo de esta excusa y me fue envolviendo en ellos. Él se las trae. No se imaginan lo mucho que Dios me ha hablado a través de ellos. Y lo mucho que de igual forma me he identificado tanto con los Salmos, siendo en un momento determinado, ellos, justo lo que siento y lo que quiero decirle al Señor. Es increíble.
De manera, que los Salmos se han vuelto casi una materia obligada en mi vida, en mi oración personal. Por eso hoy quiero compartir uno que me ha gustado mucho, que he leído reiteradamente en estos días. Es el 66 (65). Ahí les va una parte, con las estrofas que más me gustan:

Aclama a Dios tierra entera,
cantad a su nombre glorioso.
dadle honor con alabanzas.
decid a Dios: ¡qué admirables tus obras!

La tierra entera se postra ante ti
y canta para ti, canta en tu honor.

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios
haced que se oiga su alabanza;
él nos devuelve a la vida,
no deja que vacilen nuestros pies.

Venid, escuchad y os contaré,
vosotros, los que estáis por Dios,
todo lo que ha hecho por mí.

Pero Dios me ha escuchado,
atento a la voz de mi oración.
¡Bendito sea Dios,
que no ha rechazado mi oración
ni me ha retirado su amor!

1 comentario:

Miguel E. Brito dijo...

Bendito sea Dios...por que escucha nuestro clamor...