lunes, agosto 17, 2009

Sostenida por Tu Gracia


Intoxicada de cansancio. Mi mente se ha dejado ahuyentar por los problemas. Recorriendo este camino estrecho rumbo hacia los brazos de mi Padre y amado, he sentido el dolor de las caídas, la ausencia de los amigos, el rasguño profundo de las pruebas, los golpes de la batalla. He visto caer mis muchos 'baluartes'. Mi escudo y armadura desgastarse. He visto inundarse mi rostro de lágrimas y nublarse mi sonrisa.
Mas por encima de todo eso ha estado el amor de Dios. El que me da las fuerzas para sostenerme. Porque, al mirar atrás, veo como ha sido posible, que sea posible, que todavía hoy a pesar de las derrotas, siga dando la pelea en esta batalla. Que hoy, en esta mañana hermosa que pueden contemplar mis ojos ayudados por unos espejuelos, todavía siga en los atrios del Señor, es un milagro.
Le doy tantas gracias a Dios porque todavía quiero seguir caminando junto a Él. Y, aunque en ocasiones cambie de opinión, siempre aparece "alguien" que me recuerda que no estoy sola y que esto que me toca "sufrir" por Cristo es una Gracia que tiene como premio una corona que no se marchita.
Perdida ando en mis limitaciones. Atormentada por mis faltas, por mis necesidades, por mi desconfianza... Seguido siento una soplo que acaricia mi alma y me devuelve las ganas de vivir por Cristo. Borracha de dudas y temores, caigo rendida ante su omnipotencia divina y mi cuerpo deja de temblar. Empiezo de nuevo a confiar.
Destrozada por la espera, por ver aniquilados mis sueños y mis planes, miro un poco más allá. Los latidos de mi corazón me recuerdan que nadie que ha confiando en Dios ha quedado defraudado. Y muy a pesar de lo "Abrahám" que me siento en estos días, Dios me reta a mirar por encima de mis límites humanos y me confirma que Proveerá.
Depender de la providencia de Dios no es tarea fácil. Confiar en su Voluntad, en sus planes, tampoco. Pero para mi no hay una idea mejor. No tengo otra opción.
Quiero sumergirme en su Presencia hasta quedar inundada de Él. Hasta aceptar que "Dios tiene un mejor plan". Como dice mi amigo Edwin: "cuando se terminan tus fuerzas, empiezan las de Él (Dios)". Yo no me había dado cuenta que hace tiempo que 'ando' con sus pies...
Aferrada a mi "gran esperanza" danzo con júbilo, y levanto mis manos para alabarle y bendecirle. Le pido ser agradecida siempre. Que me ayude a poner mis ojos en lo que tengo y no en lo que me hace falta, y a darle gracias por ello. Le pido paciencia aunque eso signifique pruebas. Le pido ante todo ser 'luz' para quienes me rodean. Que mi rostro quede resplandeciente como el de Moisés cuando bajaba del monte al estar con Él. Que mi corazón cada día tenga más amor que dar a los demás. Que pueda amar con pureza, sin límites ni fronteras. Que Dios me regale un corazón agradecido, bondadoso, humilde... un corazón de niño, que olvida las faltas y no guarda rencor. Quiero, como Juan, su discípulo amado, recostarme entre los brazos de Jesús y alimentarme de sus latidos.
Dame las fuerzas para amarte y no separarme de Ti, pase lo que pase.

"Gracias Dios porque eres mi suplidor. Multiplicas mis fuerzas y me animas a estar con contigo".

No hay comentarios: