martes, junio 17, 2008

"Lost"

Foto: www.onu.org.do/ops-mapa
Antes de salir de vacaciones en el trabajo, me dispuse a llegar un poco más temprano. Deduje que puedo aprovechar mejor la mañana que es, regularmente, cuando tengo más cosas por hacer. Así cuando llego me tomo mi tiempo para ponerme en sintonía con Dios, revisar mi correo, mi agenda y escribir una que otras cosas desligadas con mis labores obligadas, como por ejemplo, postear en el blog. En fín, el trato personal estaba hecho: saldría con mi hermana Elizabeth en una “bola” que nos recoge a las 6:40 am (hay Dios mio) y nos deja a en la Yolanda Guzmán. De ahi yo camino hasta la Josefa Brea y en esa esquina hago una fila para “cojer” un carro hasta mi trabajo, (eso es lo que me ha dicho mi hermana. Yo nunca había hecho esa ruta) que está una esquina antes de la Máximo Gómez. Todo está resuelto y me propongo a emprender mi travesía citadina en la “Duarte”, haciéndole prometer a mi hermana que me dejaría “sana y salva” en mi fila correspondiente, -pues en ese tramo hay tres- y ella luego seguiría su rumbo.
Llegada la hora, me pongo en la fila que va por abajo, como dijo mi querida hermana. (Si ya sabes mi error, por favor no te rías). Todo va bien hasta que el chofer me pregunta para donde voy para saber cuanto me tiene que devolver de una moneda de 25 que le acabo de pasar. Yo muy segura le digo: hasta la Gómez. Todos en el carro me miran y el chofer entre “killao” y sorprendido me dice: yo no me paro en la Gómez. En seguida capto que si es “por abajo” es que se van por los túneles. Entonces le digo: ah, no importa, déjame antes de llegar a la Gasset. Imagínense el rostro de mis compañeros de viaje, de: esta loca, va a devolverse ese pedazo. Y eso que ellos no saben que era un chin más “pa’tra” de lo que se imaginaban.
Pero como todo yo lo tomo con calma, ni le di mente. De cualquier forma me hace bien una caminata temprano… y si no mal recuerdo el doctor me dijo que debía tomar el Sol para fortalecer mis huesos. Pensándolo bien no me vendría mal mi error.

Sin embargo al día siguiente, es decir, hoy, iba a tomar la ruta por arriba para no tener que caminar. No por vagancia, nunca. A esta servidora vuestra (jajaja) le gusta mucho caminar. Hasta me apodan Forest Gump (el que vió la pelicula entenderá). Es que cuando llegué ayer al trabajo, duré como una hora acalorada… el caso es que cambiaría de ruta.
Todo pasó igual que el día anterior. La “bola” nos deja justo cuando en la emisora que pasa la Misa, anuncia la Primera Lectura. Yo me colocó segura en mi fila “por arriba” y para mi todo va de maravilla. Claro, hasta que el chofer me pregunta hasta donde voy, al pasarle nueva vez una moneda de 25. Con toda tranquilidad respondo: hasta la Gómez. Me la estoy comiendo, pienso, y en verdad no sé por qué. Para aumentar mi sorpresa y bajarme los humos, ahora son todos los que están en el “concho” los que responden a coro: hasta la Gómez? Yo me quedé de una pieza. Metí la pata otra vez, imagino. El chofer me mira de arriba a bajo, y me repite lo mismo que el “caballero” del día anterior. Yo, casi sin voz, le dijo que me deje cuando salga del túnel. Que vergüenza siento. Ahora si que aprendí la lección, me aseguro a mi misma. Nunca más me vuelvo a montar en un vehículo hasta no asegurarme por donde va. Eso es un hecho. Una periodista que no le gusta preguntar o que más bien no quiere parecer una “extranjera” en su tierra. O tal vez le molesta reconocer que no sabe. Llámenle como quieran. Yo por mi parte me hice la promesa de enterrar mis complejos, cualquiera que sean. Pues más vale “ponerse una vez roja que mil veces amarilla”, o algo así.
Por hoy me conformé con mi baño de Sol mañanero. Veremos que sucede mañana. Les confieso que después de todo me gusta la caminata. Además, gracias a mis despistes, tengo historias que contar.

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