lunes, marzo 09, 2009

Radiante

El Padre Miguel es ante todo un amigo. Por eso a duras penas puedo ponerle el sufijo de "padre" y prefiero tutearlo diciéndole a secas "Miguel". Su carisma, su entrega, su fe y su sabiduría han llegado a la vida de muchos grupos de nuestra iglesia como bálsamo a nuestras carencias.
En este fin de semana, tuve la oportunidad de compartir en varias oportunidades con él. En cada una de ellas, Dios lo utilizó para darme varias "galletas" sin mano. Lo que significa que Dios escuchó mi clamor (era yo que no me daba cuenta) y me ofreció claramente varias respuestas contundentes; me ha regañado (me lo merezco) y me ha iluminado. No puedo quejarme. A final del día de ayer estaba tan agradecida, que sólo atiné a decir, como mi amiga Yaneris: "Es que Dios esta tan enamorado de mi. ¡Pero una cosa!". Y si que lo está.
Gracias Señor, porque este fin de semana me mostraste sus maravillas. Me devuelves la esperanza. Me confirmas que no debo perder mi ánimo en cuanto a esperar en Tí.
Miguel decía durante la homilía de ayer, que Abraham creyó contra todo, a pesar de todo; porque estaba seguro que su Dios no lo defraudaría. Fue capaz de ofrecer el regalo más grande que Dios le había concedido, su hijo, porque para Abraham Dios era más importante que "eso" que por tantos años le había rogado. Sabía que si Dios le había concedido un hijo aun cuando era imposible a su edad y siendo su esposa esteril, Él no lo iba a desamparar. Y fue así. Abraham no tuvo que sacrificar a su pequeño Isaac, y en cambio Dios multiplicó su descendencia... hasta nuestros días.
A diferencia de muchos de nosotros, Abraham no puso a Isaac en el lugar de Dios. Porque nosotros nos olvidamos de Dios cuando nos da eso que tanto le pedimos. Y Dios ya no es el primero en nuestra vida... nos olvidamos de Él y en su lugar ponemos eso que le pedimos con insistencia: el trabajo, una pareja, un hijo, salud... hasta nosotros mismos.
Tener fe no es un asunto fácil. Nadie ha dicho que lo fuera. Pero de la mano de Jesús, todo es posible. Y la recompensa es grande.
Con su ayuda le pido que me permita confiar ante todo y sobre todo cuando ya parezca que no queda ninguna razón para creer. No me puedo dar por vencida y debo seguir confiando "contra toda esperanza".
Tal y como me dijo Miguel (el padre): "quiero verte radiante siempre". Yo le dije que a veces me resulta un poco difícil... Y saben que me contestó: "no importa. Quiero que estés radiante siempre". Al principio me pareció un poco injusto... pero luego entendí. Esa alegría, ese 'brillo' puede llevar o recordar a otros a Dios. Además, ¿quién es más importante? Yo debo estar dispuesta a entregarlo todo por Dios... uuuyyyy, que duro, jajaja! Si, es una tremenda odisea.
Pero bueno, ahi le vamos. Yo sé que cuento con la proteccion y la ayuda del Espíritu Santo, "quien viene a suplir nuestras necesidades y a potenciar nuestros dones. No tengan miedo", decía Eddy Marte el pasado sábado.
Entonces, a confiar, a seguir creyendo contra toda esperanza. A poner a Dios ante todo lo demás y a estar ¡Radiante!
Pero una cosita les pido: échenme una manita y oren por mi, please! Jajajaja!

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