martes, marzo 23, 2010

Estar viva


Emoción. Ganas de reír y llorar al mismo tiempo. Un sentir distinto, como si pudiera tocar el viento, tomarlo de la mano. 

Un horizonte nuevo se levanta frente a mis ojos. Tiembla el alma, el corazón grita, el cielo se aclara. Puedo ver. Tanto, que siento miedo. Hay una sonrisa anclada en los labios: tímida, tonta, ingenua. 

Sucede. No hay explicaciones lógicas, ni ilógicas. Pasa. Llega. Se aproxima. Te toca.

¡Una locura! ¿Será? ¿Por qué preguntas? ¿Por qué respuestas? 

La vida es como el fluir de las olas. Reciclar el agua. Dejarse llevar por la corriente Divina... no estancarse, y otra vez dejarse llevar. 

Empaparse del cristal de la lluvia. Llover con ella. Reflejar el Sol en sus gotas. Cristal infinito, transparente y puro. 

Abandonarse al latir de la tierra. Dejarse seducir por el fuego. Y otra vez dejarse llevar, sin resistirse. 

Soñar. Despertar. Vivir. Dejarse amar. Amar...  Estar viva. 



jueves, marzo 18, 2010

Les cuento...

He sentido unas ganas enormes de escribir,  ¡gracias a Dios! Estoy muy contenta del cansancio que tengo, porque significa que tengo algo que hacer. Y si tengo algo que hacer, es porque soy útil. 
Me encuentro en la antesala de uno de los tiempos más importantes de mi vida: la pascua. He tenido una cuaresma maravillosa. Una verdadera y llena de espinas, para la Gloria de Dios. Sonara a locura, pero en medio de las pruebas es donde se puede experimentar la misericordia y el poder de Dios.
Hay momentos en los que me he sentido como Jesús en el Getsemaní: angustiada, con ganas de salir corriendo. Y sin otro remedio que abandonarme completamente a la Voluntad de Dios. No porque quiera. Sino porque Dios es el que dirige mi vida y en ella se hace lo que Él diga, me guste o no, jejejeje!!
Estoy aprendiendo tantas cosas. Cada día trae enseñanzas escondidas en el gesto más sencillo. Me levanto y al abrir los ojos, le pregunto a Dios: "Dime, que sorpresas tienes hoy para mi". 
Lo digo con cara de niña traviesa y me imagino a Dios con su sonrisa de travieso.
Voy por las calles con los ojos bien abiertos y trato de disfrutar cada minuto, ya sea subida en una guagua de pie, apretujada, o en un carro público, o caminando, no importa. 
Siento en mi interior una fuerza que me sostiene. Una presencia que me acompaña en cada paso que doy. Me siento segura, tranquila. Dios está obrando, de eso no me queda la menor duda. 
El panorama a veces se empaña y de inmediato Dios manda su ángeles, (porque eso son mis amigos y la gente que me rodea: verdaderos ángeles) y siento que me levantan y las historia vuelve a tomar su curso. 

Chanfles!!! Ya me tengo que ir. Mañana les continúo la rola. ¡Ah! De paso aprovecho para pedirles que oren por la Pascua Juvenil, Misión Vida Nueva al Ritmo de Jesús... lo necesitamos muchísímo. Les confieso algo: tengo la convicción de que será inolvidable. 
Nos chequeamos. Y gracias a todos los que se han integrado a este humilde blog, expresándome su opinión y agrado. Gracias por leerme. Eso me ánima. 


martes, marzo 02, 2010

Yo creo en los ángeles

Este post empezó a existir a la 1:00 p.m. Comía un suculento puré de yuca con jamón a la plancha, preparado por mi madre. Entre bocado y bocado, pensé en ella, en Doña Luz. Me la imaginaba preparándome el puré, con toda su calma y su ternura. Seguro mientras lo hacía, pensó en mí y le puso un poquito de mantequilla y algo de agua fría para suavizarlo, tal como a mi me gusta. 
No les miento cuando digo que estaba delicioso. Si. No era nada del otro mundo, pero tenía el ingrediente más importante del mundo: el amor. Entoces, me puse ñoña y se me aguaron los ojos. Pensé: "mi mamá es un ángel". Y rodaban dos gotas por mis mejillas, mientras recordaba lo temprano que se levantó esta mañana para terminar de ayudarme a preparar la comida. De pronto empecé a recordar muchas de sus dulzuras, encerradas en detalles tan curiosos que sólo un alma sublime puede dar. Pensé en aquella madrugada que se levantó a verme. Yo estaba medio despierta y escuché cuando le dijo a mi padre: "Mírala. Está en la misma posición en la que se acostó". Entonces resolví que estaba espiando mi sueño, como cuando era niña y me enfermaba tan frecuentemente. Siempre iba con sus manos cálidas a toparme la frente o a cerciorarse que estaba respirando correctamente. Si me atacaba la tos, no pasaban 5 minutos para que llegara con una cucharada de azúcar a endulzarme. Me preguntaba si había podido dormir y si quería agua. 
Recuerdo también las veces que me despierta cuando me quedó dormida en el mueble o en la mesa, con la cabeza metida en el cuaderno y el lápiz en la mano. Me toca por la espalda y me ayuda a levantarme, mientras voy refunfuñando y caminando a tientas, media turuleca del sueño. Hasta que no ve que estoy acostada, ella no se duerme. 
¿Qué más prueba quieren? Mi madre es un ángel. Yo mientras vida tenga, no podré pagar sus desvelos, su preocupación por mi, su amor, su entrega, su bondad. 
Mi madre irá al cielo, porque de allí vino. Dios nos la prestó para que viniera a repartir milagros escondidos en cajitas de cristal: frágiles, humildes, invaluables. 
Pido a Dios que me ayude a ser mejor hija, más agradecida. Ojalá que pueda ser tan buena madre, tan buena esposa, tan buena mujer como lo es ella. Aunque lo dudo. Mi madre no tiene par. Recuerden: ella es un ángel.