Y es que hay cosas que ni las palabras pueden describir, ni el poema puede abrazar. ¿Será posible? Que hay sentires que no tienen forma, pero que en su abstracción tienen mucho significado. Ahí están. Puedo verlos, casi tocarlos, pero no expresarlos. Siento que me asfixio y entonces... y entonces, aparecen los colores y un cielo raso impresionante ¿los ves?
No sé qué hacer con ellos. Ni ellos saben qué hacer conmigo, intuyo. ¿Qué haremos?
Esperar que el tiempo anuncie cómo lograremos fundir nuestras inquietudes hasta sacarlas fuera. Allí será el final de la noche oscura de nuestras almas. Cuando nuestro Creador tenga piedad de nuestra agonía y nos deje resucitar con él, en una explosión de luz.