Lunas menguantes. Oscurece y el crepúsculo se dibuja como escarmiento de pecados.
Sombras que nublan la vista, soledades que cortan la sangre.
La primavera toma su maleta y se va de viaje, sin voltear la cara, sin decir cuando volverá.
Deja los árboles secos. Las hojas arrugadas, desconsoladas, tristes, a merced de la indiferencia que las pisa.
La ausencia abre la puerta. Como hacker se mete en todas partes del cuerpo. Y lo plaga de olvidos que están llenos de memorias.
La plegaria sube y al mismo tiempo llueve, con desesperación.
Las nubes parecen no tener consuelo y se desquitan del suelo que las mira, absorto, desahogarse.
¿Compasión? Lo lamento, se ha marchado. El barco donde iba naufragó en Alta mar.
Esta batalla de silencios terminó. Pero apenas empieza la guerra... A la luz de las velas, con la esperanza a cuestas.
"Volverá el sol a brillar"... es un acertijo para unos, es una certeza para otros.
"Todo está consumido", dice el Hijo, y expira. Pero entonces es cuando empieza la vida.
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