Este es mi amigo Ernesto Forteza. Es cubano. Trabaja como fotógrafo y algo más en el Listín Diario. Fue la primera persona con quién salí "a la calle", cuando todavía era pasante. Lo recuerdo muy bien: fue una entrevista a Lorena Oliva, una actriz de teatro de origen argentino. Estaba presentando una adaptación, en un monólogo, de "La Odisea" de Homero, en el Auditorio Patrick Hudson de El Dominico Americano. No tenía grabadora, porque se supone que sólo iría a contactar la entrevista. Pero ella estuvo dispuesta a dármela con todo y el cansancio de la presentación. Con su vaso higiénico de agua, con la respiración entrecortada y algo agitado en tono de la voz, Lorena conversó conmigo de lo más ameno, obviando mi novatada, mi falta de grabadora y mis manos sudorosas. Ernesto se mantenía distante, y de vez en cuando comentaba algo durante la entrevista, algo muy usual si le interesa el tema. Con el tiempo los dos hacíamos la entrevista... era encantador. Fue mi primera entrevista, la de Lorena y su Odisea. Y para mí ha sido lo mejor que he escrito. Mi primera publicación. Mi primera vez de ver mi firma "Nazaret Espinal" desplegarse orgullosa en una de las páginas del Decano. Recuerdo ese sábado. Me temblaban las manos mientras buscaba el artículo al que le habían dado media página. Lo leí, lo leí y lo leí, tantas veces pude ese día y al siguiente, encontrándole errores y pensando en una nueva forma de escribirlo. Estaba tan emocionada. Ernesto, de su lado, me dijo que le había gustado la foto. Pronto comenzamos a salir muy a menudo y nuestras salidas fueron verdaderas horas de diversión (a veces) y desahogo. Disfrutábamos el trabajar juntos y el día a día nos fue haciendo amigos. Los demás fotógrafos decían que yo sólo quería a Ernesto. Y en realidad, algo diferente me une a este señor de pelo blanco, inteligente, estratega y de grandes historias. Recuerdo en especial el viaje que hicimos juntos a Rancho Arriba, San José de Ocoa, para entrevistar en una "lead" informal a Don Hugo Tolentino Dipp. Fue hace poco, creo que a finales del 2008. La pasamos estupendamente e hicimos un buen trabajo de equipo. Nunca lo olvidaré. Este lunes pasó con dos amigos más por mi nuevo lugar de trabajo. Desde que salí empezó a tomarme fotos. Yo corrí emocionada a saludarles y a quien primero atiné a atrapar en un abrazo fue a Ernesto. La foto que encabeza este texto es el reflejo del momento. No pasaron bien los minutos cuando empecé a llorar. Ernesto entonces me besaba la cabeza, como hace un padre con su hijo, porque sepan que el dice que soy como su hija. Fue una gran sorpresa. Y quiero compartir las fotos que con tanto cariño me hizo para que me viera en mí ahora, nuevo lugar. Ernesto, con dolor, unos días antes de marcharme, me dijo que todo en la vida es un ciclo. Yo ya había cumplido el mío, insistía. Aunque eso no le agradara del todo. A pesar de ser una persona poco expresiva, puedo sentir su cariño incluso atravesando las distancias. Cosas como esa me llenan de fuerza en este tiempo de prueba. Gracias muchachos por su visita. No se imagina lo mucho que significó para mí. ¡Les quiero mucho!
La vida es un viaje, en la que cada uno somos "pasajeros". Durante nuestro paso ocurren un sin fin de aventuras increibles, algunas dignas de contar, otras, no tanto. Y, desde mi lugar de los hechos, quiero mostrar -a veces con alma de poeta, con nostalgia, dolor, alegría o música- todo lo que se me o me ocurra. Tal como soy: versátil, sencilla y auténtica.
miércoles, abril 21, 2010
Una visita sorpresa
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lunes, abril 19, 2010
¿Qué significa seguir?
Por un momento pensé que se trataba de un artículo del blog que sigo. Con desilusión, descubrí que era un tema de blogger para explicar de que se trata eso de "seguir".
Sin mucho en la cabeza decidí hacer yo el artículo. Abrí el escritorio, hice "click" en "nueva entrada" y empecé a teclear. Lo que saliera estaría bien. En estos días tengo que sacar fuera, tengo que... dejar salir todo lo que entra a mi mente. Tengo que seguir.
Y, ¿qué significa seguir?
Luchar sin descanso, es decir, no darse por vencido.
Seguir escribiendo aunque nadie te lea.
Salir a la calle con una sonrisa a pesar de haber dormido mal y no tener dinero para comer y pagar el pasaje.
Seguir es corregir los errores. Conservar la calma cuando aparentemente lo haz perdido todo.
Es pintarse los labios de carmín, sentirse orgullosa y valorar lo que eres, después de terminar una relación de años. O después de años de estar sola.
Seguir es sacudirte el polvo, vendarte las heridas, olvidar lo pasado.
Es caminar con la frente en alto cuando acabas de perder el trabajo. Comerte un helado cuando no te fue bien en el exámen.
Seguir es soñar aunque tengas pesadillas. Escribir aunque no llegue la inspiración. Vestirte de rojo luego de un diagnóstico desfavorable de salud. Es perder la batalla pero tener ganas de pelear hasta morir.
Seguir es perdonar y sanar la herida aunque parezca que no tiene sentido. Es amar a aquel que te arrancó el amor.
Seguir es dormir cuando no sabes como pagar las deudas. Es soltar una carcajada cuando se te olvidó la cartera y todos tus cuadernos en el autobús.
Es levantarse temprano a tomar el café cuando el cielo amanece nublado o llueve.
Seguir es subirse el pantalón cuando hay que pasar un charco de agua y ponerse una funda en la cabeza si se te quedó la sombrilla en casa.
Es comerte feliz un helado de coco con batata si no hay para comprar un "Yogen Fruz".
Es "bajarte" y atar el cordón de los zapatos si no aparece quien lo haga.
Seguir es hacer de las cenizas tus alas para volar.
Tomarte el remedio de cebollas y sábila aunque no te guste.
Seguir es eso... seguir. Continuar, no detenerse, mirar hacia adelante, ponerse de pie después de caer... seguir. Tomarse el chocolate caliente agarrando la taza con las dos manos, sonriendo agradecida porque después de todo, si estás viva, entonces no estás vencida... Sigue.
Sin mucho en la cabeza decidí hacer yo el artículo. Abrí el escritorio, hice "click" en "nueva entrada" y empecé a teclear. Lo que saliera estaría bien. En estos días tengo que sacar fuera, tengo que... dejar salir todo lo que entra a mi mente. Tengo que seguir.
Y, ¿qué significa seguir?
Luchar sin descanso, es decir, no darse por vencido.
Seguir escribiendo aunque nadie te lea.
Salir a la calle con una sonrisa a pesar de haber dormido mal y no tener dinero para comer y pagar el pasaje.
Seguir es corregir los errores. Conservar la calma cuando aparentemente lo haz perdido todo.
Es pintarse los labios de carmín, sentirse orgullosa y valorar lo que eres, después de terminar una relación de años. O después de años de estar sola.
Seguir es sacudirte el polvo, vendarte las heridas, olvidar lo pasado.
Es caminar con la frente en alto cuando acabas de perder el trabajo. Comerte un helado cuando no te fue bien en el exámen.
Seguir es soñar aunque tengas pesadillas. Escribir aunque no llegue la inspiración. Vestirte de rojo luego de un diagnóstico desfavorable de salud. Es perder la batalla pero tener ganas de pelear hasta morir.
Seguir es perdonar y sanar la herida aunque parezca que no tiene sentido. Es amar a aquel que te arrancó el amor.
Seguir es dormir cuando no sabes como pagar las deudas. Es soltar una carcajada cuando se te olvidó la cartera y todos tus cuadernos en el autobús.
Es levantarse temprano a tomar el café cuando el cielo amanece nublado o llueve.
Seguir es subirse el pantalón cuando hay que pasar un charco de agua y ponerse una funda en la cabeza si se te quedó la sombrilla en casa.
Es comerte feliz un helado de coco con batata si no hay para comprar un "Yogen Fruz".
Es "bajarte" y atar el cordón de los zapatos si no aparece quien lo haga.
Seguir es hacer de las cenizas tus alas para volar.
Tomarte el remedio de cebollas y sábila aunque no te guste.
Seguir es eso... seguir. Continuar, no detenerse, mirar hacia adelante, ponerse de pie después de caer... seguir. Tomarse el chocolate caliente agarrando la taza con las dos manos, sonriendo agradecida porque después de todo, si estás viva, entonces no estás vencida... Sigue.
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Creer contra toda esperanza,
La esperanza no falla,
Sigue
viernes, abril 16, 2010
Vivir-morir
Este es uno de los salmos lúdicos de Yuan Fuei Liao. Lo copio no sólo porque me gusta, sino porque es tan verdad, tan real. Me llena de energía. Me recuerda que vale la pena morir, porque hace falta para ello estar ¡bien! vivo. Bien viva para vivir y para morir.
Dios:
Jesús me enseñó que
quien vive sin morir
muere sin vivir.
Sólo quien muere
sabe vivir,
y vive
quien sabe morir.
Para vivir
hay que estar vivo;
para morir,
¡tan-bien!
Dios:
Jesús me enseñó que
quien vive sin morir
muere sin vivir.
Sólo quien muere
sabe vivir,
y vive
quien sabe morir.
Para vivir
hay que estar vivo;
para morir,
¡tan-bien!
Transición
Cambié de trabajo. No sabía cuantos giros te da la vida cuando ésto sucede. Ha sido interesante. Escribo mucho y tengo muchas ideas. Mi mente no se detiene y todo lo que me rodea me inspira, me entretiene, me ilumina los sentidos. Hasta la nueva ruta para llegar hasta mi nueva casa de creaciones, trae sus propias historias. Todos los días surge una ocurrencia en el carro público. O en el puente peatonal que cruzo una esquina antes de la Defilló, encima del agitado tránsito y los trabajadores que retuercen el ánimo de los que pasan, con todas sus maquinarias pesadas y ruidosas.
La gente parece distinta. A veces me siento como si viajara en algún otro lado. Por cierto, me llevé tremendo susto este lunes pasado en la mañana, cuando viaja embutida en un carro público ruta 27 hasta el 9 de la Autopista Duarte. Justo llegando a la Avenida Abraham Lincoln la boca abierta de una serpiente gigante me roba el aliento y me deja totalmente desconcertada. El Parque Temático que se inventó nuestro querido Síndico, armó tremenda polémica dentro de aquel mundo destartalado y dísimil, que sentí pesar de pedir parada ante aquella discusión. Hay que ver que el dominicano sabe de todo, pero eso es otra cosa. La realidad es que el proceso de cambio, la transición, ha sido difícil, con todo y mis aventuras y las inyecciones de inspiración.
Extraño mucho a mis antiguos compañeros de trabajo. Aunque no me puedo quejar de mis nuevos compañeros. Me hacen reír... pero, como me decía anoche Don Brito, -a falta de que su hija Indhira me atendiera al teléfeno-: "los cambios siempre nos afectan... son difíciles. Es un proceso... pero ya pasará.... ". Si... ya pasará.
El cambio ha llegado además con una fuerte brisa dejándole a mi vida una hojarasca impertinente. Se ha nublado un poco el cielo y me dan ganas de estar lejos, de apartarme de todos, de dejar que la hojarasca cresca, que me arrope entera con sus hojas marrones y crujientes... pero sé que no debe ser así. Que tengo que levantar la cabeza y tomar la escoba y barrer, barrer, barrer, hasta el cansancio. Luchar por seguir adelante, sin dejar que lo "humano" me aniquile y me arrebaté el optimismo. Si. Seguiré creyendo en las personas, aunque me fallen. Perdonaré, porque es la mejor medicina para el corazón y es la llave del amor... Amaré, aunque parezca una locura, aunque me cueste la vida. Sonreiré, aunque se me salgan las lágrimas. No dejaré de ser sensible. No dejaré que mi corazón se vuelva una roca. Lucharé. Yo sé que esto es un mal momento. Sé que Dios me ayudará. Que juntos lograremos terminar la obra que Él ha empezado en mí.
A los que me conocen, a los que han estado conmigo, rueguen por mi. Lo necesito. Los necesito. No tomen en cuenta si les sorprendo con silencios, o hasta con dureza. Sigo siendo yo. La niña que sueña y que, porque a decido amar y luchar por lo justo, ha encontrado muchos tropiezos. Pero sigo siendo... yo.
A los que me conocen, a los que han estado conmigo, rueguen por mi. Lo necesito. Los necesito. No tomen en cuenta si les sorprendo con silencios, o hasta con dureza. Sigo siendo yo. La niña que sueña y que, porque a decido amar y luchar por lo justo, ha encontrado muchos tropiezos. Pero sigo siendo... yo.
miércoles, abril 07, 2010
¡Hola!
Una nueva canción empieza a sonar en mi tocadiscos. La escucho atenta y encantada. En dos palabras: estoy feliz y emocionada. Siento maripositas en el estómago y no precisamente tiene que ver con algún varón. No se trata de eso. La vida me sonríe y estoy enamorada de ella, de su cálida y dulce mirada, de su abrazo que me arrulla. Siento una inexplicable sensación en mi interior que me hace mirar al cielo con frecuencia, y otra vez sonreirle al cielo, a las nubes. Suena tonto, barato y sin esencia. Pero les conforto con un típico "yo me entiendo".
Es más o menos esto: estoy cerrando un ciclo de mi vida, y de una vez, se empiezan a abrir otros. En un chazquido de dedos. A la rueleta de mi asombro, dejándome boquiabierta.
"Este será un gran año", fue mi propio augurio la madrugada del primero de enero. Aunque con lágrimas en los ojos, esa primera madrugada me prometía muchos cambios, cosas nuevas... sin saber el tamaño que tendrían, me aventuré a aceptarlos en mi interior. Tamaña osadía.
Justo ahora, cual si fuera un cuento, siento la llegar a la última página y entrever la palabra "fin". Me tiemblan las piernas, se me encoje el estómago... uuyy. Pero se siente bien, muy bien. Ante mi se abre un horizonte mágico, lleno de sorpresas esperando-me.
Con humildad, puedo decir que estoy creciendo. Y lo mejor, estoy creyendo en mí. Estoy siendo testigo del amor de Dios. Reconociendo quienes son mis verdaderos amigos. Disfrutando de la aventura de la vida y conociendo un mundo por el momento, escondido y desconocido para mi.
Por demás, les dejo mi saludo. Desde hoy, alguien nueva les saluda. Dios hace nueva todas las cosas, y yo, por su Gracia, no soy la excepción.
Pero no tengan miedo. Sólo soy yo, renovada como las aguas de un río. A bordo de una montaña-rusa, achinando los ojos y abriendo los brazos al Sol.
Es más o menos esto: estoy cerrando un ciclo de mi vida, y de una vez, se empiezan a abrir otros. En un chazquido de dedos. A la rueleta de mi asombro, dejándome boquiabierta.
"Este será un gran año", fue mi propio augurio la madrugada del primero de enero. Aunque con lágrimas en los ojos, esa primera madrugada me prometía muchos cambios, cosas nuevas... sin saber el tamaño que tendrían, me aventuré a aceptarlos en mi interior. Tamaña osadía.
Justo ahora, cual si fuera un cuento, siento la llegar a la última página y entrever la palabra "fin". Me tiemblan las piernas, se me encoje el estómago... uuyy. Pero se siente bien, muy bien. Ante mi se abre un horizonte mágico, lleno de sorpresas esperando-me.
Con humildad, puedo decir que estoy creciendo. Y lo mejor, estoy creyendo en mí. Estoy siendo testigo del amor de Dios. Reconociendo quienes son mis verdaderos amigos. Disfrutando de la aventura de la vida y conociendo un mundo por el momento, escondido y desconocido para mi.
Por demás, les dejo mi saludo. Desde hoy, alguien nueva les saluda. Dios hace nueva todas las cosas, y yo, por su Gracia, no soy la excepción.
Pero no tengan miedo. Sólo soy yo, renovada como las aguas de un río. A bordo de una montaña-rusa, achinando los ojos y abriendo los brazos al Sol.
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Confiar en Dios,
Creer contra toda esperanza,
Gracias Padre,
optimismo,
Reportándome,
Soñadora
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