martes, agosto 14, 2012

De vuelta a casa

 
Birds Fine Art Print by Keiichi Nishimura titled Cranes over Moon
Titular. Construir un título es como cargar un saco repleto de limones al mediodía. Es preferible que el jugo de ese limón esté en algún vaso con agua y un poco de azúcar para sofocar el intenso calor. Pero no. A ti te toca llevar en la espalda el saco, con los limones sin exprimir, resistiendo gracias al futuro, que augura que cuando llegues a la meta, podrás disfrutar del frescor del jugo del limón que ahora llevas, con pesar, a cuestas. Lo saborearás. Y otros. Y dirán que hiciste un jugo delicioso, como jamás paladar alguno hubiera probado. Y te entusiasmas. Y te sientes feliz de que haya valido la pena el esfuerzo. Pero la pena regresa, porque sabes que mañana tendrás que volver a cargar un saco igual o más pesado que el de hoy para poder disfrutar de su jugo.
Es más o menos eso. Quizá no tiene sentido. Pero Cortázar inventó palabras, jugó con ellas y quizá muchos lo tildaron de loco por ello. Eso no lo detuvo. No intento compararme, por Dios. Que es una osadía.
No me culpen. Estoy aquí, exprimiéndo las palabras de mi imaginación. Porque sé que están ahí, pero mi hermana mayor dicen que corren más rápido que yo. ¡Y vaya que tiene razón!

Olvido. Es sorprendente las veces que olvidamos hacer lo que amamos. Si, lo que amamos, has leído bien. Olvidamos, por ejemplo, comer. Se nos van las horas trabajando (en algo que quizá no amamos) y se nos pasa la hora sagrada de ingerir los alimentos y se nos enferma el estómago y el ánimo.
Se nos olvida llamar a nuestros amigos, a un familiar en el exterior, o que vive a unas cuantas cuadras de casa. Se nos olvida, como es mi caso, escribir o leer. Le culpo al tiempo, pero también es dejadez. Dejadez que se convierte en olvido.
Se nos olvida vivir. Andamos por la calle, deprisa por llegar a cualquier lado, pero no observamos lo hermoso que está el cielo. Que tiene un azul impresionante, vestido de nubes, todo coqueto. Se nos olvida amar. Amar de verdad. Pero es que por estos días hay mucho qué hacer y no alcanza el tiempo para bobadas. Eso de amar no es muy rentable, a nadie le pagan por ello. Les digo un secreto: vivimos en un mundo en el que vale más el que tiene que el que ama. Que es así, que no miento.

Evocar. Según la RAE, es traer algo a la memoría o a la imaginación. Yo generalmente evoco recuerdos. La RAE lo define como "memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o de que ya se habló". Por qué será que se la memoria conserva más los recuerdos amargos. Amargo. La RAE lo define, en uno de sus adjetivos, como algo que causa aflicción o disgusto. Entonces, ¿por qué evocarlos?

Poesía. No sé de dónde carambas arrastro el gusto por la poesía. No es nada refinado, no he tenido tiempo para eso. Pero la amo. Tanto así como mirar la luna y amar con ella de complice. Quizá por eso he dejado de escribir poesía. Porque hace tiempo que olvidé como se conjuga el verbo amar.

Revelación. Párrafos como el anterior dan miedo. "Nazaret no ama". Pobrecita, se habrán dicho algunos, asombrados. Otros sintieron pena, otros se identificaron. Vamos, solo fue un arrebato. Pueden dejar de adivinarme los sentimientos. Me pareció bonito y melancólico y lo dejé así a pesar de las consecuencias. No soy poeta. Quisiera serlo. Pero no he aprendido el arte de la revelación. Por eso improviso palabras creyendo en una rima imaginaria e inventada por mi, porque aun no me aprendo las leyes... ¿Será que estoy equivocada? ¿Será que soy poeta y no me he dado cuenta? Se imaginan. Yo poeta. "Nazaret Espinal. Poeta y periodista". Suena bien, pero cual de las dos profesiones más... a ver... ¡Honorables! Y que lo son, pero no como nuestros Senadores, no me ofendan me hacen el favor. Pero vivir de ellas es como vivir por amor al arte,  no aptas para los que buscan hacerse de dinero.
De satisfacciones no se vive, se sobrevive, escuché una vez. Pero a mi me gustan los retos y no soy muy ambiciosa que digamos. Bueno, sí lo soy, pero mis ambiciones van muy a la par con mi profesión. O sea, que no tengo mucho de qué preocuparme.

Hola. Nos volvemos a encontrar. Han pasado unos meses, lo sé, lo sé, y lo siento. Estaba ocupada olvidando. ¿Qué si lo conseguí? Es una buena pregunta. Y por lo general las buenas preguntas tienen muy buenas respuestas. Si me lo permiten, me reservo el derecho de guardar silencio. Estoy trantando de olvidar y no olvidar. ¿Si me entienden?
¿Qué si nos volveremos a ver? Ufff, otra excelente pregunta. Me aterra pensar en la respuesta, así que, prefiero no contestar. Lo importante es que estoy aquí. Vamos ganándole la batalla a la memoria.






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