lunes, julio 28, 2008

Ciudadano de ningún lado



A veces pienso que no soy de este mundo. Que no le pertenezco ni a la familia que me honra con sus apellidos. Ni a la cultura alegre y bonachona de los dominicanos, pero tampoco a la fría y meticulosa de los "del Norte", o a la de los éruditos de Occidente. Entonces, de dónde soy, de quién vengo? Bueno, me consuela ser hija de Dios, pero no les niego mi a veces loca idea de estar en el lugar equivocado. Gracias a Dios, encontré un consuelo a esta interrogante mia. Me tropezé con ella mientras leía un libro de Isabelle Allende. Ella también la encontró al azar. Espero que publicándola pueda mantener la cadena de consuelos con los que comparten este sentimiento irracional de ser "extranjeros en su propia tierra".

"Una vez oí decir a una famosa escritora afroamericana que desde niña se había sentido extraña en su familia y en su pueblo; agregó que eso experimentan casi todos los escritores, aunque no se muevan nunca de su ciudad natal. Es condición inherente a este trabajo, aseguró; sin el desasosiego de sentirse diferente no habría necesidad de escribir. La escritura, al fin y al cabo, es un intento de comprender las circunstancias propias y aclarar la confusión de la existencia, inquietudes que no atormentan a la gente normal, sólo a los inconformistas crónicos, muchos de los cuales terminan convertidos en escritores después de haber fracasado en otros oficios. Esta teoría me quitó un peso de encima: no soy un monstruo, hay otros como yo".

Isabele Allende, Mi país Inventado.

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