Así estoy en estos días. Un par de patines son los que llevo en mi pies. Ando de un lado para otro con muchos compromisos que cumplir. Pueden notar sin son muchos, que ni siquiera he tenido tiempo para escribir en el blog, algo sagrado para mi.
Hoy no pude aguantar la tentación de al menos dedicarle algunos minutos. Ya era una necesidad. Aprovecho para dar las gracias por los comentarios. A veces uno llega a pensar que nadie lee lo que escribes... me doy cuenta que no. Y sus comentarios me hacen recobrar las fuerzas para no desmayar en este viaje por las letras.
Tengo una historia que contarles. De esas cosas que a mi me pasan, que parecen sacadas de los muñequitos. Pienso que tendré bastantes historias para contarle a mis hijos. Discúlpenme, pero será para otro momento. Se acerca la hora en el que mi soledad matutina se ve asediada con la llegada de mis compañeros. Les dejo entonces, para poder volcar un poco de inspiración que tengo y terminar así un reportaje que estoy haciendo. Tengo que aprovechar...
Mientras, espero con ansias el sábado. La travesía... ¡está por comenzar!
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