Hola señor sol. ¿Cómo estás? Que gusto verte brillar. Dejame decirte que extrañaba ver tu forma circular salir al firmamento. Extrañaba ver como me "picabas los ojos" tempranito, para saludarme y darme los buenos días. Sabes, ya estoy condicionada a pensar que no hay mañana sin ti. Así que durante todos estos días, la mañana estaba ausente.
No te imaginas lo alegre que me sentí cuando te ví de camino al trabajo. Creo que por las calles muchos al verme pasar, me tildaron de loca, porque me vieron sonreirte. Y mi sonrisa sigue intacta. ¡Estoy tan feliz de verte! Me haz hecho tanta falta. No sé por cuanto tiempo te veré hoy. Si te volveras a ocultar entre las nubes una semana más, unos días más. Pero aprovecho el instante en que te tengo para hacerte saber que me encanta verte, sentirte acariciar mi rostro cuando voy caminado. Cuando tu resplandor se conjuga con el viento y rozan mi pelo y me siento tan viva. Cómo no extrañarte. Si con tu ausencia te llevas una parte de mi. Y sé que estás, aunque no te vea. Pero, necesitaba verte. Ya era hora. Haz aparecido en buen momento. Como una respuesta divina.
Me despido por ahora, señor sol. Gracias por brillar en este día, para mi.
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