lunes, septiembre 12, 2011

Taciturna

Es tarde. Quisiera irme a dormir, pero no puedo. Pierdo las energías pensando... eso de soñar despierta hace días que no se me ocurre.
Quizá algún día escriba de cocina. No de recetas, de cocina. Tengo la loca idea de ganarme la vida cocinando, si esto de escribir no se cuece. A la gente le gusta comer. A mi me gusta, pero disfruto más ver a los demás disfrutar algo que preparé. Es como cuando alguien me dice que le ha parecido bien un escrito.
Bailar es otra de mis pasiones, pero no me imagino escribiendo sobre baile. Ni viviendo de eso. Pero tengo unas ganas de volver a bailar (no merengue o salsa) que reviento. El baile siempre fue para mi una escapatoria. Mientras bailaba, ballet y jazz entonces, dejaba salir lo que llevaba dentro, así fuera tristeza, dolor o alegría. La música, el movimiento me servían para canalizar mis sentimientos, e incluso para sentir más lo que hacía. Una terapia infalible y un instrumento eficaz para estar animada.
A veces quiero viajar. Conocer París (creo que he vuelto a soñar despierta) leer libros en un café al aire libre, a media tarde, tomando capuccino, sin distraerme con quien pasa a mi lado.
Tumbarme de espaldas en algún lugar poblado de árboles, con los brazos abiertos y los ojos cerrados. Guiñarle un ojo al presente y despedir al pasado en paz. En especial a aquel que humedeció mi mirada y osó impedirme sonreír.
En verdad es tarde. Estoy asustada. ¿Asustada? No lo sé. Tomaré las pastillas antes de irme a la cama. Mami las dejó cuidadosamente junto a mi, donde no pudiera olvidarlas. Le alegrará saber que aunque tarde, no las olvidé... ni otras cosas -que sí debiera- tampoco. Quizá con el tiempo. Quizá con una taza de café.


No hay comentarios: