viernes, diciembre 21, 2012

Sobredosis

Disfrazarse la angustia, el dolor a cuestas.
El abismo está ahí, frente a sus pies.
Un paso más, un paso más, y cae.
Parece morir, agonizar. Alguien tenga piedad, ¡por favor!

¿Dónde están todos? ¿A dónde se fueron?
Miren como corren los ríos en su mirada perdida.
¿Es que no se dan cuenta?
Cree que todo está perdido. ¿Es que aún existe?

Oh, la herida... ¿A caso no la ven?
Está ahí, donde se esconde la noche.
No hay quien se atreva, no.
¿O es que ha nadie le importa?

Todos están muy ocupados para voltear a ver.
Mientras tanto, se muere, lentamente.
Agoniza, salivando alguna plegaria.
Musitando recuerdos que siempre quiso olvidar.

Todo fue en vano.
Se quedó arrastrado las cadenas,
descifrando sueños,
realidades.

La soledad, la más fiel de las compañeras,
aguarda fríamente.
¿Qué pasó?
Se convirtió en olvido.


lunes, diciembre 17, 2012

Mi yo

Soy insegura. Me paraliza el miedo. Tengo complejos y mis sentimientos tienen mucho poder sobre mi. Me cuesta tomar decisiones. Soy intolerante a la lactosa y alérgica a la tuna y el bacalao. Hablo muy rápido. Soy muy olvidadiza. No me gusta hablar mucho por teléfono y soy impaciente para esperar. Mi perfeccionismo es enfermizo. Trato de ser puntual al extremo. Soy tímida y reservada. Suelo dejar asuntos inconclusos, como libros. Soy portadora falcémica y el asma me acecha de vez en cuando. La miopía y el astigmatismo me obligan a usar anteojos para leer y conducir. Soy pequeña. Me cuesta que me corrijan. Soy extremadamente sentimental y sensible. Mi corazón aprendió a cerrarse a causa del dolor. He dejado de ser detallista y tomado muchas malas decisiones.
Pero ante todo esto y muchas otras cosas más, fui hallada un día por Dios. Desde entonces, no hace más que rescatarme a cada instante de mis tantos errores, con lazos de amor.
Atravieso un momento en donde todo es incierto, salvo una cosa: que toda mi vida quiero que sea de la mano de Jesús. Mi amor por Él es lo único que tengo claro.