viernes, abril 11, 2008

Ingrid Betancourt: Valentia que sobrecoge

Ingrid Betancourt arroja un grito que hace ecos en la política corrupta


Seis años han pasado desde que el frente 15 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el 23 de febrero del 2002 mantienen secuestrada a una de las políticas más honestas y luchadoras en la historia de Colombia. El hecho sucede cuando Ingrid Betancourt y su compañera Clara Rojas se dirigían a un compromiso de solidaridad con el pueblo y el alcalde de San Vicente del Caguán, quien era de su mismo partido. Antes de cumplir su promesa es interceptada por la guerrilla colombiana, hasta el sol de hoy. Para la fecha del suceso, Ingrid y Clara encabezaban una boleta electoral para las elecciones presidenciales a celebrarse en dicho país. Para entender es necesario conocer la historia.
Su nombre es Ingrid Betancourt Pulecio, de nacionalidad colombiana y costura francesa. En su libro “La Rabia en el Corazón” cuenta que su carrera de política nace debajo un piano donde se escurría a escondidas para escuchar las conversaciones que su padre Grabriel Betancourt- en ese entonces un diplomático colombiano en París ante la UNESCO- mantenía con personalidades (presidentes, artistas y poetas) acerca del porvenir de su país. Ella se metía en las palabras con dolor y su preocupación bullía con inocencia dulce pero madura.
Su madre Yolanda Pulecio, también se interesa por la situación de Colombia y prueba de cerca los sinsabores de la corrupción. Un ejemplo de ello sucede en 1989 en una manifestación política del candidato a la presidencia Luis Carlos Galán. Pulecio lo respaldaba a pesar de que exponerse era un peligro anunciado. Sucede lo que presentía. Galán recibe varios impactos de bala que le provocan la muerte. Ingrid queda empapada de estas cadenas sucesivas, tan duras, tan violentas.
Realiza la carrera en Ciencias Políticas en Francia, donde vivió unos años. Se casó con un diplomático francés, Fabrice Delloye, junto a quien tuvo dos hijos, Melanie y Lorenzo. No podía disfrutar la vida paradisíaca y sin preocupaciones. Su corazón estaba muy lejos, junto a la lucha de su madre y el desangre cada vez más agudo de su tierra. Por eso, a principios de los años 90 regresa a Colombia.


Junto a su compañera de "fórmula" Clara Rojas

De frente tuvo la oportunidad de descubrir el cinismo con el que se manejaban los dirigentes políticos. Cada experiencia se convirtió en una sed por desenmascarar a los culpables y despabilar a los ciudadanos. Su carácter y hasta decir, su terquedad, la llevaron a una batalla por desintoxicar el estado, viciado hasta el tope. En ruta hacia la Cámara de Representantes (motivada por su madre) las dificultades enfrentadas por ella y su compañera de campaña Clara Rojas, fueron desalentadoras. “Su obstinación, idealismo y ambición”, impidieron que las “borrascas” hicieran estragos en su sueño. Pronto vería el fruto de su campaña en la que repartió preservativos por las calles colombianas, con el eslogan “Lo mejor para preservarnos contra la corrupción”. Es cómo evitar el SIDA de la perversión política. Este triunfo significa el principio de su lucha sin fin: aparecen los enfrentamientos crudos magnificados por la prensa sensacionalista. El “cuarto poder” cuestionó con hastío la transparencia con la que Ingrid había alcanzado su puesto en la Cámara.



En el 1996, Ingrid protagoniza una serie de conflictos que hicieron ronchas entre parlamentarios, funcionarios y el quien fuera presidente Ernesto Samper. Ingrid hizo denuncias públicas en la Cámara de Representantes con pruebas de que la campaña electoral de Samper había sido financiada con dinero proveniente de los narcos. ¡Zas! El escándalo. Con astucia, el Presidente pide que los representantes lo juzguen, siendo la mayoría tan corruptos como él. Sobornados, quien se pronunciaría en su contra. Ante esta jugarreta, María Paulina Espinosa, Guillermo Martínez Guerra y la misma Betancourt propusieron una huelga de hambre si no cedían ante la denuncia de que renovaran la comisión que investigara el caso de Samper. Mudez omisa. Entonces entra en vigor la huelga que Ingrid resiste dos semanas. Ella cree haber perdido la batalla. No es así. Obtiene lo que cualquier político ansia: el apoyo del pueblo. Era muy difícil que las especulaciones en su contra se lo arrebataran.
En 1998 asciende a la posición de Senadora, en el Partido Verde Oxígeno -que ella misma funda- “con la más alta votación en la historia de Colombia”. Su lucha continúa y la persecución también. Su vida corre peligro. Sólo le queda esperar. Posteriormente continúa con la postulación a la presidencia cuando ocurre lo lamentable. El secuestro la atrapa sin lograr silenciarla. No es cierto que el olvido la arrastra. Jamás Colombia podrá borrar de su memoria el amor con el que Ingrid Betancourt defendió y aún defiende la dignidad de su patria. El coraje e incansable batalla en contra de la corrupción, la convierten en una defensora firme de la verdad y la impunidad.¡Que lástima que la decencia tenga precio!

Nota: Clara Rojas fue liberada el 10 de enero de este año 2008 junto a Consuelo González Perdomo, ex Congresista, como parte del conocido Acuerdo Humanitario que se lleva a cabo para soltar los rehenes cautivos por la FARC.

Publicado en la sección Las Mundiales, Listín Diario

1 comentario:

Samuel Fuentes dijo...

Que buen texto, te felicito ojalá pudiera redactar así.
Que Dios te bendiga