El Evangelio de hoy cambió mis planes de escritura por completo. Venía rumiando una idea a la que iba dándole forma, un poco de varias cosas que ví y viví este fin de semana -el juego de Pedro, que ganó Federer- mientras estaba de camino al trabajo esta misma mañana. Curiosamente el tema de "Dios" no estaba entre mis "ideas". Pensaba darle un descanso a mis experiencias divinas, para bajar un poco a la Tierra. Pero esos no eran los planes de Dios, y como a Pablo, cuando era Saulo, me tumbaron del caballo.
Resulta que mientras leo la lectura junto a una compañera de trabajo, al llegar al Evangelio se me cortan las Palabras. Trato de que no se me note, y continúo. Más la impresión es más fuerte que yo, y cuando llega el momento de la oración, no puedo evitar llorar.
En el Evangelio tomado de San Juan 1, 45-51, Natanael, luego de que Felipe le de una breve introducción de quién es Jesús, haciendo mención que es hijo de José y que es de Nazaret, el le replica: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?".
Siento como si las palabras me fueran dirigidas a mi. Pues como saben ese es mi nombre: Nazaret. En muchas ocasiones yo me he preguntado lo mismo. Y en otras tantas, algunas otras personas, también. Y uno empieza a dudar.
Hace varios meses el Padre Miguel me dijo, por un momento en el que alguien dudó de que de mi pudiera salir algo bueno, que me sintiera orgullosa porque lo mismo habían dicho de Jesús...
Me recordó este Evangelio. Hoy, sin esperarlo, ha vuelto a mi mente ese recuerdo en el momento preciso. Dios sabe por qué.
Al orar le decía al Señor que si verdaderamente de mi podía salir algo bueno. Le pregunté que si de mi está saliendo algo bueno...
Me reviso como puedo. Pienso: "lo bueno que puede salir de mi es gracias a Jesús. En eso no hay duda". Sé que Dios me ha elegido y que apuesta a mi, aunque ni yo misma me lo crea. El está depositando su confianza en mí, sus talentos, sus dones... y yo quiero confiar en Él. Alguien decía una vez, creo que Yuan, que nosotros necesitamos a Dios, pero Dios necesita que confiemos en él. Yo quiero... lo necesito. Entonces, manos a la obra. El no elige a los capacitados, sino que capacita a los que elige. Que se haga su Voluntad por encima de cualquier temor, o duda, o carencia. Si me equivoco, no importa. Me arriesgo. Dios está conmigo. Ufff!!!
"Nuevas fuerzas tendrán, los que esperan, los que aman a Jesús. Caminarán y no se cansarán. Correrán no se fatigarán".
Dios, danos nuevas fuerzas. Ayúdanos a perseverar. A que de nosotros pueda salir algo bueno. Que así sea, Señor.
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