miércoles, septiembre 17, 2008

Aflojando ideas

Otra vez en casa. Ayer me mandaron para mi casa, por temor a que les contagie con las peste "conjuntivística". Ya mis ojos presentan visiblemente una notable mejoría, pero el dolor y las molestias persisten. Para muchos, debo sentirme afortunada, porque esta licencia de vagancia, me sirve de vacaciones. Bueno, más o menos.
Estar en el "hogar, dulce hogar" no es malo. Por el contrario. Lo que pasa es que uno se termina acostumbrando hasta a aquello que le hace daño -no digo que mi trabajo lo sea. No en mal dice un dicho o una canción: la costumbre es más fuerte que el amor... Yo si que he comprobado lo cierto que es. Uno arrastra pesares y sufrimientos que no tiene por qué hacerlos. Pero uno se empeña en "cargar cruces"; más que eso, yo diría que en ser masoquista, por lo fuerte que suene. Es cierto. Hay cosas que sin duda nos tocan vivir. Pero hay otras que no. Somos nostrosos lo que nos empeñamos en cargar con situaciones, historias, personas, ambientes..., para después andar por ahí, quejándonos de nuestras desventuras, de la "mala suerte".
Yo era una que vivía -aun a veces lo hago- cargando con presiones que nadie me impone, sólo yo misma. Me exijo, me reclamo, cuando ni Dios mismo lo hace. No es que sea incorrecto tratar de ser mejor, de superarse. Sencillamente, existen cosas que no puedes cambiar y otras que sí puedes, y no lo haces por estar aferrado ciegamente, conciente o inconcientemente a ellas (no hay peor ciego que el que no quiere ver). Y así nos vamos amarrando a este "mundo pasajero" como si fuera nuestro. Peor, como si fuera eterno. Viviendo "sin medidas", engañados por lo efímero, por lo insustancial, por lo vano. Olvidándonos de las cosas que realmente son importantes.

Ejemplo: Uno trabaja como que la empresa le pertenece, a sabiendas que lo único seguro que tiene es la puerta para salir. OJO! Hay que esforzarse, repito. Pero hay que medir y respetar los límites. Después de todo, si no te cuidas, si no te valoras, nadie lo hará por tí. En caso de que algo llegue a pasarte, el mundo sigue dando vueltas: buscarán a alguien que te sustituya en el trabajo que desempeñas y por ahí sigue la ruleta. Mi opinión, humilde, es esta: vive (hey Miguel), con la esperanza de un nuevo día, como si fuera el último, pero no para que lo desperdicies "matándote" (esto tiene muuuchos significados, usted póngale el que más le sirva), sino para que te goces en él -sin libertinajes- que fue creado por y para tí, por Dios. Mira a tu alrededor y piensa por un minuto lo fortunado/a que eres de lo que tienes. Da gracias porque cada día es una oportunidad para ser mejor, para levantarse.
Esta vida es una sola, y al final, ¿Qué provecho saca uno de sus afanes? Eclesiastes 3,9.

Esta es mi filosofía, y no piensen que no me cuesta ponerla en práctica. Estos tiempos tan acelerados, tan "ligths", tan madurados con carburo, no son fáciles de evadir. La batalla es fuerte y muchas veces pensar de esta forma, es una locura. Y sí que lo es. Como dice San Pablo en su primera carta a los Romanos: "somos unos locos por Cristo"... pero somos libres!
"El Señor es Espíritu y donde está el Espíritu de Dios hay libertad". 2 Cor. 4, 17.
Que Dios nos ayude a tantos que luchamos por ser y hacer la diferencia, para que nunca apartemos la mirada de Cristo y así no perdarnos el norte de nuestra vida de fe. Para que a pesar de cuan difícil sea el camino, seamos más que vencedores, por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.