jueves, septiembre 04, 2008

El túnel



"...en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío."

Hace unos días una compañera de trabajo me prestó el libro "El túnel" de Ernesto Sábato. Yo no pude conseguirlo, a pesar de la carrera que hice para llegar a tiempo a la repartición gratuita que hacían de éste y otros libros de la colección del "El Siglo" en una actividad de la Cooperativa en el trabajo. Mi esfuerzo fue en vano. Cuando llegué todos se habían agotado entre las garras de otros que se habían llevado de hasta 20 libros. ¡Qué injusto! Estaba irritada, sobre todo porque sabía o intuía, que la mayoría de la gente lo arrumbaría en un rincón de pronto llegaran a casa. Así son las cosas, Dios le da barba a quien no tiene quijada...

Gracias a mi cara de angustia conseguí prestado este ejemplar. Creo que debí leerlo hace mucho... No. Debí leerlo ahora. Antes no hubiera podido saborear el trauma amoroso, enredado y agitado de Juan Pablo Castel; ni su obsesión por María Iribarne, a tal punto de asesinarla. Despreocúpense, no les he matado el encanto. Es lo primero que dice en su narración.
El libro me lo leí de un tirón. Empecé a las 6:00 de la tarde y ya a las 8:30 estaba terminando. La lluvia y la brisita tuvo que ver mucho con mi rapidez. Además, una vez que empiezas a leer tienes que terminar, sea por la curiosidad o por no seguir "escuchando" las voces a través del pasadizo oscuro en el que se sumergía Juan Pablo, como le pedía a María que le llamara. Aunque les confieso que hubo un momento en el que me daba tanto "pique" las vueltas que este hombre le daba a todo. Y yo que me creo alguien que a todo le buscaba explicación. Pero lo de Castel, no tiene nombre. ¡Exaspera! Sin contar su afán por explicar el por qué de cada cosa. Un locura, sin más ni menos.
Pero ya ven. Me gustó mucho. La historia es trágica, si se quiere. Al igual que inquietante podría decirse que tensa. Envuelve y revuelve. Todo en busca de la lógica, de la verdad o la no verdad. Nos hace pensar el nivel en que existen los pensamientos oscuros, las inmundicias humanas desproporcionadas por la soledad y la obsesión de ser ¿feliz?

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