martes, septiembre 09, 2008

Oración



"La oración es la respiración del alma. Y es el alma de todo apostolado".

Los párrafos que aperecen a continuación son palabras del Padre Emiliano Tardif, que recogí en la reflexión que para el día de hoy, tiene el Rayito de Luz. Para quienes no sepan que es ésto, se trata de una mini revista que trae las lecturas de cada día, con una reflexión y un propósito del día. Sale mensualmente y la venden en los supermercados, algunas farmacias, y en las parroquías. No sé si en otro lugar más.

Les dejo el Evangelio de este día y la reflexión del Padre Emiliano. Bendiciones.

† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (6, 12-19)
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, Jesús
se retiró al monte a orar y se
pasó la noche en oración con
Dios.
Cuando se hizo de día,
llamó a sus discípulos, eligió
a doce de entre ellos y les dio
el nombre de apóstoles. Eran
Simón, a quien llamó Pedro, y
su hermano Andrés; Santiago
y Juan; Felipe y Bartolomé;
Mateo y Tomás; Santiago, el
hijo de Alfeo, y Simón, llamado
el Fanático; Judas, el hijo de
Santiago, y Judas Iscariote,
que fue el traidor.
Al bajar del monte con
sus discípulos y sus apóstoles,
se detuvo en un llano. Allí
se encontraba mucha gente,
que había venido tanto de
Judea y Jerusalén, como de
la costa, de Tiro y de Sidón.
Habían venido a oírlo y a que
los curara de sus enfermedades;
y los que eran atormentados por
espíritus inmundos quedaban
curados. Toda la gente
procuraba tocarlo, porque salía
de él una fuerza que sanaba a
todos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

"Cuando una persona ya no hora, no hay nada que hacer... La oración es insustituible. Lo único que se le puede decir a una persona que ya no ora, es que vuelva a orar. Dejar la oración es romper la amistad con Jesús. Si la oración, todas las virtudes son como árboles sin tierra. Si nuestra oración se ahoga, se ahoga el alma de nuestro apostolado.

El valor de la oración no es cuestión de tiempo como lo piensan en el Islam, sino de calidad: vivir con más intensidad la presencia de Dios. La oración personal que hacemos cada día es prácticamente lo único que hacemos por fe, puramente por fe, porque creemos que Jesús está vivo y es el Señor de nuestras vidas. Tener una fe viva es la mejor preparación para la oración.

Un día me preguntó un periodista en una entrevista: ¿Cuántas horas pasa usted en oración cada día? Le contesté: No me gusta su pregunta, pues para mí lo ideal no es pasar dos o tres horas cada día en oración, sino caminar en presencia del Señor, orando en toda ocasión en el Espíritu, como dice San Pablo".


Hermanos, si para Jesús era importante pasar tiempo con Dios, hablar con Él. Tanto, que se pasaba noches enteras haciéndolo. ¿No será también importante para nosotros? ¿No queremos también imitar a Jesús y obtener su Gracia? Entonces, tenemos que orar. Sólo así podemos luchar en esta batalla que es la vida.

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