Me encontraba mullida en uno de los sofás de la sala, leyendo concentrada un libro de Charles Dickens, cuando de pronto escucho: Cocinete! La palabra interrumpe mi entretenida lectura. La vuelven a repertir, una y otra vez: cocinete, dale cocinete!
Antes de ponerme de pie para ver a los causantes de mi inquietud, me doy cuenta que este término me ha llevado a un pasado no muy lejano, en donde me alegraba en una inmensa algarabía al son de las vueltas de una cuerda o alambre para saltar. Que tiempos aquellos, pienso para mis adentros. Mientras, veo una imagen de mi grupo de "amiguitos" quienes juegan junto a mi a brincar la tarea. Y, cuando le tocaba el turno a los varones, principalmente, nos ahogabamos diciendo a todo pulmón: Cocinete! De inmediato el estralle de risas al ver el rostro de desesperado de quienes saltaban, para no perder y quedar enganchados en la cuerda o lo que fuese en ese momento, lo que irremediablemete casi siempre sucedia de inmediato.
Quien lograba durar más tiempo, era el mejor. Y todos intentábamos ser los más hábiles saltando para no perder en el cocinete y frente a la mirada de los demás miembros del grupo. Al final, pasabamos cuenta y definiamos los ganadores, haciendo renglones de quienes eran lo mejor en tal juego o aquel. Pero sin duda que este era uno de los favoritos, por el que dejabamos a un lado los carritos y las muñecas que separaban a las hembras de los varones, para unirnos todos para compartir sanamente, sin distinción alguna de clase o género. No existía mejor juego que el de estar juntos, haciendo travesuras, en donde algunos olvidaban sus juguetes de lujo y otros, como yo, la falta de alguno.
Que tiempos aquellos... Cuando al fin regreso del fugaz y nostálgico letargo, miro hacia afuera y veo a los niños que me hicieron evocar mis años de infancia y los contemplo largo rato. Pienso que algún día al igual que yo escucharan una voz, una palabra que los hará viajar por el tiempo y les llevará a ese lugar de donde nunca nadie quiere salir.
Nota: Para quienes no saben, cocinete es una expresión que en el idioma infantil, significa, darle lo más rápido a la soga o cuerda, mientras otro salta o brinca.
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