viernes, enero 23, 2009

Darío, Rubén



Si bien Cortázar cambió de alguna forma mi visión de la literatura, Dario lo hizo con la poesía. El padre del Modernismo me sorprendió. Me dejó (me deja) conmovida en cada verso. En ellos existe un viaje que me permite redescubrirlo, encontrarle sentido a su amor por "la Lira" y entender su influencia en tantos escritores latinoamericanos.
Féliz Rubén García Sarmiento, un nicaragüense conocido como 'Rubén Darío', ha llegado en un momento importante de mi vida, en el que estoy decidiendo que rumbos tomar como profesional, como cristiana, como mujer, como ser humano. Hay muchas vocaciones y estoy empezando a ¿descubrir? eso si, con dificultad, cuáles son las mías en cada aspecto.
Ser poeta parece ser una de mis tantas inquietudes. ¿Lo seré? Eso ya veremos. En tanto, si estoy segura que las letras me atraen poderosamente, sobre todos las que estan escritas en verso.
Y déjenme informarles que no toda la poesía es cursi. Me refiero a que no todas son de amores y dolores del corazón. En el caso del príncipe de las letras castellanas, también aborda sobre el erotismo, el ocultismo y temas cívicos y sociales.
El libro que estoy leyendo "Poemas filosóficos" es una compilación de sus mejores poemas, que fueron editados por Alberto Acereda, para explicar la dimensión filosófica de la poesía de Darío.

Quiero transcribir algo en prosa que escribió el autor y que se encuentra en las primeras páginas del libro, justo antes de la introducción. Estas palabras me sacudieron y me dan el valor para defender, contra viento y marea, mis sueños.

PD. Lo que está sombreado es lo que más me impactó.

Hay, hijo mío, en estas existencia, para los que nacen con el divino don de los poetas, muchas serias obligaciones que cumplir, muchas graves tareas que llenar. Primero es amar la Lira sobre todas las cosas, pues es regalo de Dios; después amar el amor, y la fe, y las rosas, y el vino; coronarse de flores y respetar la gramática; cantar a las hermosas mujeres y ser enemigo de los tontos; tener el arte en su valor supremo y no como asunto de pasatiempo; no adular los gustos de la general mediocridad, ni seguir las modas, que tienen la vida de un sombrero de mujer, si no el resplandor del verdadero astro, la religión de la belleza inmortal, la palabra de los escogidos, la barca de oro de los predestinados argonautas. No creas en la gloria que dan los periódicos, ni en elogios de compañeros interesados, ni en las sonrisas que tengas que pagar con aplausos de reciprocidad. No seas 'snob', y con los innovadores y con los estacionarios, lo único que debes hacer es tener talento. No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura. Y si llegas a viejo, que tu alma esté siempre florida como en su primavera. Y todo lo demás es literatura.

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