jueves, junio 17, 2010

Sorbo a sorbo


Me gusta coleccionar tazas. Y leer libros. Escribir es un sueño que acaricio y, que a veces, pongo en práctica con inseguridad.

Lo de las tazas no sé cómo empezó. Tengo unas cuantas que uso a determinadas horas. Una es para la leche, que acostumbro tomar en las noches. Otra para el café y otra para el chocolate; tengo una enorme para comer cereal. ¡Ah! Tengo una para el yogurt.

Leo libros porque es como respirar, no porque eso me dé cierta altura frente a los demás. No creo en la superioridad de la intelectualidad. Leo porque me late el corazón fuerte y suspiro cuando me engancho a sus páginas. Parezco una quinceañera enamorada cuando leo. Saboreo las letras, me fascinan como pueden componer tan bellas melodías cuando se unen en esa perfecta armonía... en un compás sin desperdicios. Me roban el aliento cuando las veo ahí, tan normales y tranquilas. A pesar de todo son humildes. No se dejan deslumbrar por la fama, porque es que ellas son maravillosas.

Y escribir... todo empezó porque lo necesitaba, sin saberlo. Tenía que escapar de una prisión horrible en la que yo misma, sin darme cuenta, me había encerrado. Creo que de no ser por escribir (antes de encontrarme con Dios) no sé que hubiera sido de mí. El lápiz y el papel fueron mi consuelo en aquellos tiempos oscuros, tenebrosos. Todavía lo son.

De colecciones, pasiones y sueños tengo la vida. Seguiré buscando tazas y comprándolas cuando pueda. Seguiré devorando libros de poesía, novelas, cuentos cortos, crónicas... Seguiré escribiendo contra la corriente. Con todos mis defectos y mis faltas ortográficas, y mis incongruencias. Porque tengo que seguir viviendo. Porque tengo que enseñar a otros a vivir.

2 comentarios:

Ixcaxochitl dijo...

Hola
¿Me crerías? si te dijera que lo que escribiste, también lo he
sentido.

Gracias por expresarlo

Nazaret Espinal dijo...

Claro!! Te creo. En esta vida hay mucho sentir común, disperso en corazones que no pueden expresarlo.

Gracias a ti, por leerlo.