martes, septiembre 09, 2008

Rayuela

Estoy leyendo este libro del escritor argentino Julio Cortázar. No es muy pronto para escribir sobre él, porque desde que lo ví en el estante de la tienda dónde lo compré, y leí la primera página (como es costumbre), supe que me iba a gustar. En ese momento estaba empezando un libro de Arthur Conan Doyle "Las Aventuras de Sherlock Holmes". "Elemental, mi querido Watson"... jejeje. Pero no estaba de ánimos para aventuras detectivescas, ni para su súper olfato y genialidad. Mis ánimos me llevan a otras "aguas literarias" más románticas. No es lo correcto, según una amiga, porque eso me amarga más (sumándole que estoy leyendos poesías de Gustavo Aldofo Bécquer. Sí, lo compré junto con "Rayuela", lo admito) pero la verdad es que me está gustando mucho este libro. Justo terminando el capítulo siete, que es corto, en una "boladora" que iba a millón, anoche, rumbo a casa, me dí cuenta que no iba a despegarme de él. Prometí hacerlo, para no ponerme llorona, pero no. No lo haré. No puedo. Asumiré las consecuencias. Jejejeje.

Les dejó con el capítulo culpable de mi decisión. ¡Es genial! Emborráchense de amor, jajajajaja

PD. Cuidado con los plagios para ponerse a conquistar, especialmente a los hombres, jejeje. Que recientemente acabo de descubir que una poesía que me escribiera una persona, hace "tieeeempo", es de Bécquer. Hasta el domingo pasado creí que era suyo y no se imaginan la sorpresa. Y pensar cuánto me impresionó aquella vez. Jajajaja. Bueno, pero no todas andan leyendo libros de poesía, pero quien sabe... Al menos pónganle el crédito al escritor. ¡Jajajajajaja!

Capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

1 comentario:

Ivelisse Paulino dijo...

Uyyyyy...! Que profundidad ligado con tanto erotismo!