Decía el sabio más santo y el santo más sabio San Agustín que: "Ser feliz es el encuentro con Dios, porque Dios es la felicidad misma". Y cuán cierto es. Sólo los que hemos sentido ese gran amor de Dios por nosotros. Ese amor extremo que es capaz de entregar Su propia vida por nosotros, podemos entender y vivir esta locura de ser hijos felices de Dios. Si, unos locos por Cristo, como decía San Pablo. Pero felices. Plenamente felices. Porque, como digo yo, la felicidad no es un estado de ánimo, es un estilo de vida. O se es o no feliz. No un día si y otro no. Si podemos en nuestra felicidad sentir tristeza, dolor, angustia, alegría, miedo... muchas cosas. Pero esos son 'sentimientos' que no indican que no seas feliz, sólo indican que eres un ser humano. La felicidad se traduce en que a pesar de todo lo que atravieses: enfermedades, pobreza; sigas adelante, con ganas de vivir y no pierdes la esperanza y sabes que todo saldrá bien. Sigues luchando, viendo los problemas como oportunidades para crecer, para madurar. En fin, ser feliz es amar la vida, sentirse bien y agradecido de lo que se tiene. Estar pleno, con la sensación de que para vivir no necesitas nada más. Por eso lo de "ser felices por Dios". El que tiene a Jesús en su corazón y deja que su amor le inunde, no necesita nada más. Eso está comprobado. "Nada te turbe. Nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta". Santa Teresa de Jesús.
Termino con las letras de esta canción que me gusta mucho. Se llama Sólo Dios y con ella les dejo la invitación al concierto "Hosanna" que se celebrará el próximo domingo 26 octubre en el Colegio Don Bosco.
Sólo Dios. Sólo Dios. En tus atrios Señor, quiero estar.
Tu mi tesoro y porción, mi delicia Señor. Mi fortaleza, mi vida, mi Dios y mi todo.
Alma mía, no busques nada más. Para tí, basta Dios y sólo Dios.
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