Sígueme

Estoy en uno de esos días en los que me entrán unas fuertes ganas de dejar todo y seguir únicamente a Cristo.
Hace varios años yo quería ser religiosa. Pero descubrí que ese no era el momento, Dios me quería en otro lugar. No sé todavía si es que no es mi vocación o si solamente no es el momento. Pero Jesús se quedó en mi vida como lo más importante. Lo amo tanto... y hoy, mientras escuchaba el Evangelio en la Eucaristía, recordé cuando tomé la decisión de entrar al noviciado. Con este mismo Evangelio Padre Frank, el párroco de la iglesia donde asisto, me interpeló.
Tuve una cosquillita en el corazón y quise volver a aquel momento, a aquella "osadía". Pero no es el momento. Yo de lo que estoy segura es de que no me quiero apartar nunca de Jesús. Estar en Su presencia es lo mejor que me ha pasado en la vida y nada, absolutamente nada, me hace tan feliz como estar con Él. Yo no lo cambiaría por nada ni nadie. Soy tan feliz, por tengo a Cristo, porque me ama.
Ya no vivo yo, definitivamente. Es Cristo quien vive en mí. Quiero que me purifique cada día para recibirlo dignamente en mi interior. Por eso estoy alegre. Porque un corazón que alaba a Cristo, no puede estar triste. ¡Bendito sea Dios!

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 57-62)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, mientras
iban de camino Jesús y sus
discípulos, alguien le dijo:
“Te seguiré a donde quiera que
vayas”. Jesús le respondió:
“Las zorras tienen madrigueras
y los pájaros, nidos; pero el Hijo
del hombre no tiene en dónde
reclinar la cabeza”.
A otro, Jesús le dijo:
“Sígueme”. Pero él le respondió:
“Señor, déjame ir primero a
enterrar a mi padre”. Jesús le
replicó: “Deja que los muertos
entierren a sus muertos. Tú ve y
anuncia el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré,
Señor; pero déjame primero
despedirme de mi familia”.
Jesús le contestó: “El que
empuña el arado y mira hacia
atrás, no sirve para el Reino
de Dios”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.