domingo, agosto 17, 2008

Tremenda lección


Mi compañera y amiga de secundaria Cindy Esther siempre me hacia reir. Me sacaba lágrimas con todas sus palabras extrañas y cómicas, debido en una gran parte a su sangre sureña. Cuando Cindy abria la boca, era muy difícil que no te fueras a las carcajadas. Aunque debo reconocer que también tenía un gran carácter y había que callarse o asustarse cuando se ponía seria. Así es mi querida Cindy Esther, que ahora estudia medicina en la UASD.

Ella me enseño las ocurrencias de su pueblo San Juan y el lado "coca cola" de la vida. A no tomar con tanta seriedad las cosas que no lo ameritaban. Ella podía como nadie ponerme "colorada" con sus chistes, anécdotas, historias de amor. Pero esa a la que casi nadie tomaba en serio, tiene un gran corazón y muy buenos sentimientos. Muchas veces detrás de su risa estruendosa se escondía un gran sufrimiento. Pero ella siempre daba su mejor cara, a pesar de que sientiera en esos momento ganas de llorar. Mi Cindy es una gran luchadora. Alguien que saca de donde no hay y que se esfuerza por salir adelante. Ella me enseño a ser amiga sin condiciones y a compartir hasta lo que nos duele. A reír y a soñar.

Recuerdo que le gustaba decir: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Lo que significa que hay que vivir. Esta vida es una y es para los que se atrevan a vivirla.

Cuantas cosas aprendí de ella e imagino que Cindy ni se lo huele. Y eso es lo mejor de todo. Hay que obrar sin esperar a que los demás te reconozcan.
Señores aprovechen. Hay tantas cosas por delante. La vida es genial, todo depende del cristal por el que la mires.

PD. Lo único es que no tengo una foto de ella para mostrársela. La conseguiré. Y ustedes la conoceran.

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