lunes, agosto 18, 2008

Victoria


Casi por obligación debía escribir un comentario sobre Michael Phelps, a quien he seguido en cada una de sus competiciones. Imagino que ya saben que logró realizar su sueño de obtener ocho medallas doradas en estas Olimpiadas y así romper el record del nadador Mark Spitz, quien había conseguido llevarse siete seguidas en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972 y ser el único atleta en la historia en conseguir este número de preseas -y de oro- en los Juegos Olímpicos.

¿Que decir entonces? En realidad hoy mi mente no está en forma y las inspiraciones se encuentran divagando en mi mente. Pero debía decir que me siento muy contenta por su victoria. Su hazaña es admirable. El se lo propuso y lo logró. Algo que nos falta a muchos, que ni siquiera nos atrevemos a plantearnos metas. Que se cumplan eso dependerá de nuestro esfuerzo y las condiciones "externas". Como digo, si realmente era para nosotros. Algunos le llaman suerte, yo lo llamo Voluntad Divina. Algo que sin nuestra disposición jamás sería posible.

Yo este año me propuse aprender a nadar, pues tengo un trauma muy fuerte de un accidente que sufrí en una playa local, que por lo que me dijo un experto, no podré superar hasta que no me enfrente cara a cara con mi temor. Además, aprovecharía las clases para "conocer" a Marcos Díaz de quien tengo entendido practica en las piscinas del Estadio Olímpico, lugar en donde quiero (y puedo) tomar las clases. Con todo respeto...

Por desgracia, entre las clases de la UASD y el Dominico estoy "cogida" y por lo visto, esta meta del año no la podré cumplir. Pero de que lo haré, lo haré. Ahora tengo motivaciones de sobra. No tengo planes olímpicos ni mucho menos con esta intención. Sólo quiero vencer uno de mis "Cucos" (miedos) -otra meta del año, recuerdan- y hacer ejercicio, asunto que mi doctor me ha recomendado.

No me importa terminar con una de mis cursilerias de superación personal, es algo inevitable, creánme. Es que quiero invitarles a que se propongan retos, para que intenten cada día superarse a sí mismos. No para los demás, si no por tí. En todos los aspectos de la vida: espiritual si eres cristiano, en lo profesional, en lo personal, emocional... No importa que sea aprender a pelar un plátano. Es algo nuevo. Dios nos regala talentos, no los entierres: multiplícalos. No sabes quien puede necesitarlos. Además, luego papá Dios te pedirá cuentas sobre lo que has hecho con ellos... Tus talentos, tus dones, no son para tí, son para servir a los demás. Es así como realmente tienen valor.

Pensando como los "locos": Quién sabe si algún día me toca rescatar a alguien que se esté ahogando, "literalmente".

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