No tengo dudas del amor de Dios. Pero me sorprende lo pendiente que está de mi. El que siempre, aun en el silencio, me regale su consuelo, su apoyo.
Hoy, de camino a mis labores, escucho este Evangelio y siento algo en mi. Me conmuevo, y sólo atino a decir: Gracias Señor Jesús. Ahora, mientras les escribo, no puedo contener las lágrimas. No se confundan, no es por tristeza. Es que Dios es tan bueno, tan maravilloso, tan... todo... Que puedo sentir como toma mis cargas y las lleva conmigo. A mi, que no lo merezco.
No tengo mucho que decir. Ante Dios mis palabras se quedan cortas. El se encargará de llegar a ustedes en Espíritu y Verdad.
Dios les bendiga. Feliz Día.
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (11, 28-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo:
“Vengan a mí, todos los que
están fatigados y agobiados
por la carga, y yo los aliviaré.
Tomen mi yugo sobre ustedes
y aprendan de mí, que soy
manso y humilde de corazón, y
encontrarán descanso, porque
mi yugo es suave y mi carga,
ligera”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
1 comentario:
Amén.
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