Nuestra iglesia en este día celebra la fiesta de la Anunciación del Señor. Ese día en que el Ángel se le aparece a María y le confiesa, ante su asombro, que ella sería la Madre de su Hijo, el Salvador.
El Padre que celebraba la misa de esta mañana a través de la emisora "Vida", decía que es culpa de nosotros, los cristianos católicos, que otros nos acusen de "adorar" a la María. Enfatizó: "si nosotros no la adoramos, la veneramos, que es muy distinto". Venerar, en el diccionario de la Real Academia Española, significa: "Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda".
Nosotros, los cristianos católicos, admiramos y respetamos la persona de María, no sólo porque es la madre de Jesús ( y para mi es suficiente), sino por su gran ejemplo como mujer, como cristiana, como madre, como ser humano.
María no es más que un puente que nos lleva al Señor, pues quien mejor que una madre para que interceda por sus hijos. O no es eso lo que hacemos la mayoría de los jóvenes, cuando no nos atrevemos a pedir un permiso a nuestro padre, y le pedimos a 'Mamá' que lo haga por nosotros.
Y he aquí otra controversia, porque muchos entonces dicen que, por qué recurrir a María y no pedirle directamente a Dios. Pues también tengo una respuesta.
En incontables ocasiones todos los creyentes, sin exepción, pedimos ayuda a los hermanos, diciéndoles que oren por nosotros. Que le pidan a Dios por alguna de nuestra necesidad. Y digo: no es acaso lo mismo pedirle a María que interceda por cada uno delante de Dios. Para mi, lo es.
Dios no quiere que seamos individualistas en la fe, en nuestro caminar como cristianos. Quiere que trabajemos unidos "pues donde hay dos o más reunidos en Mi Nombre, hay estoy Yo".
Jesucristo no los enseña. Recuerdan su primer milagro, en las bodas de Caná, cuando le pidio a sus dicípulos que llenaran las tinajas. Bien pudo hacerlo "por su propia cuenta". Pero no. Cristo, pidió ayuda, no porque lo necesitara, sino para enseñarnos que la Acción de Dios es un conjunto de nuestra obediencia, de nuestra disposición en el servicio, del amor y la fe, conjuntamente con el Poder de Dios. Es decir, si nos quedamos de brazos cruzados, sin siquiera orar, el milagro no se hará.
Así también pasó con la multiplicación de los panes. Fue necesario que se decidieran a "trabajar" para que el milagro se concretara. ¿Y con las pescas?. Jesús no tomaba la red de Pedro. El le decía: "Hechad la red". Pedro, también con la ayuda de otros, "sacaba" los peces. Entre todos eran parte del milagro.
Y de eso se trata todo este asunto de María. Ella es un eslabón muy importante en la Acción del Espíritu Santo en el mundo de hoy. No hay de que estar confundidos. O fijénse en el Pentecostés
Nuestra Santa Madre, sólo con el hecho de decir que "si", nos da la mejor de las lecciones de la vida para un cristiano. Ella es la 'llena de Gracia'. Y no hace otra cosa que llevarnos a los pies de Jesús. Porque si tal vez con honrarla, nos apartaramos de Dios. Pero no. Es todo lo contrario. Contemplar los misterios en el Rosario, nos acerca a Jesús, a su vida, a su amor-con-nosotros. Como decía hace poco "don Eddy": "si María nos lleva a Dios, ¿qué importa?".
Hermanos, María es nuestra madre. Yo no sé ustedes, pero junto a ella, tengo una familia completa por siempre; nunca seré huérfana, ni de padre, ni de madre.
El tema se hace largo... Yo quisiera seguir escribiendo... María siempre me inspira. Pero debo seguir el día. Ya pasan las 8 am, y no quiero que me pase lo de ayer...
Feliz día tengan todos en Jesús y María.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (7, 10-14)
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”.
Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.
Palabra de Dios.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 26-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”
El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
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