No quiero escribir. Es raro. Tengo tantas cosas que quisiera decir, mas siento cortada la inspiración para hacerlo. Qué dilema, "as always". Hay una gran inquietud dentro de mi que no me deja tranquila, pero no logro decifrar qué es.
Miro el cielo ya iluminado a través de mi ventana, con un gran signo de interrogación en mi mente.
Esta cuaresma realmente me está poniendo a prueba...
Hoy es uno de esos días en los que quiero estar a solas, retirarme, para poder escuchar la voz de Dios en el silencio. Tengo muchas emociones juntas y no puedo liberar ninguna... tendré que esperar la noche.
Hablando de noche... anoche mientras leía "Un grito de amor desde el centro del mundo", una novela japonesa de Kyoichi Katayama, me quedé dormida en el mueble. Soñé. Justo lo que decía el libro, me sucedió: "quisiera que los sueños fueran realidad y que la realidad fuera un sueño". Mami me despertó de mi sueño y me recordó la realidad... igual le sucedió a "Sakutarô" uno de los personajes protagonistas de la historia.
Mis inquietudes empezaron en ese momento. Quizá por el susto que me dio mami al espabilarme... quizá porque no quería despertar.
Imagino que a Jesús le paso algo parecido en el Monte de los Olivos, mientras sudaba sangre, esperando que se apartara de Él la realidad que se le aproximaba. Sin embargo, en medio de su miedo, dijo: "Pero que no se haga mi Voluntad, sino la tuya".
Jesús en su angustia, dice la Palabra, oraba con más insistencia.
Quiero hacer lo mismo.
"Porque Tu, eres majestuoso, eres Poderoso, digno de alabanza.
Porque Tu reinas, sobre todas las naciones... Eres Tu, mi gran Señor.
Y no importa, cuan difícil sea el camino,
si Tu eres mi destino, yo por Ti... venceré".
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