El derrumbe de la escuela en Haití me afectó considerablemente. Fue un hecho repentino que agudiza el estado de emergencia que viven los hermanos haitianos.
Hasta ahora se confirman al menos 92 muertos entre adultos y niños, siendo éstos últimos la mayoría. Que triste es leer los testimonios de padres que en la búsqueda no encuentran a sus hijos... a ninguno de ellos. Algunos tenían hasta cuatro hijos en la escuela y ni un rastro de alguno de ellos. Qué desesperación!
Un pequeño alivio es que la cifra de personas dentro del lugar al momento del derrumbe es menor. La primera Ministra Michele Pierre-Louis había dicho que habían al menos 700 cuando el techo se desplomó. Pero se confirmó y las autoridades dicen que no habían más de 400. Ya 210 han sido rescatadas.
El pastor dueño y constructor de la escuela fue arrestado. Se cree que el derrumbe es producto de la mala calidad de los materiales de construcción.
En tanto, la búsqueda continúa a paso lento, a fuerza de manos y del deseo de los socorristas. La carrencia de maquinarias para este tipo de catástrofes dificulta la rapidez para actuar.
Dios!
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